El domingo 12 de noviembre se festejo el Akimatsuri o festival de otoño como cada en las instalaciones de la Asociación México Japonesa en la ciudad de México.
Akimatsuri se realiza para pedir bendiciones a los dioses por las cosechas, una tradición que en pueblos agrícolas es muy común, el Halloween y el día de muertos están estrechamente relacionados con el fin de temporada de cultivo.
Este año el Akimatsuri tuvo como atractivo adicional la apertura del “Museo de Manga México. La festividad que se ha venido celebrando en la Asociación México Japonesa desde hace ya tiempo, este evento se realiza con una fusión entre festividad mexica y japonesa, esto en forma de Kermés, una fiesta donde los puestos, que en su mayoría ofrecen productos y muestras gastronómica de origen japonés.
La asociación para este evento se contrató dos microbuses que partían del metro “Barranca del Muerto” con dirección a la Asociación, esto sin ningún costo. A mi llegada me sorprendió que la asistencia al festival fuera tan nutrida, una fila grande estaba fuera de la asociación, después de unos cuantos minutos, hay que admitir que la fila avanzo rápido, a la entrada después da pagar el costo de recuperación que era de $30, pesos te regalaban un paquete de cacahuates japoneses y un yakult.
Dentro ya del evento las masas de personas se aglomeraban en el “banco” para adquirir los boletos con el cual comprarían dentro del festival, vinos japoneses, tacos teriyaki, okonomiyaki y otras especialidades culinarias no muy comunes estaban a la venta.
Cuando uno esperaría que la cerveza fuera japonesa encontré que la corona y la victoria habían ya sido distribuidas por el lugar, el calpis del Daruma estaba muy sabroso y las filas de los alimentos a cada momento se veían mas largas, después de veinte minutos en el festival ya no se podía andar por ninguno de sus corredores, juegos de destreza encestar en las canastas de baloncesto, el registro civil para los casamientos, una tradición que no podía faltar en cada Kermés aun cuando sea japonesa hicieron acto de presencia.
Es cosa de la globalización, así quiero verlo, pero los productos japoneses, amuletos, manekinekos, darmas, y abanicos eran de procedencia china.
En el escenario los presentadores alentaban al publico a ir a comprar boletos en la tómbola “doscientos pesos el boleto pero hay premios muy buenos” decían por el parlante, y anunciaban la exhibición de Iaido (arte marcial que consiste en envaine y desenvaine de la espada) que estaba por iniciar, mientras esta ocurría en la casa de la cultura se había montado una exhibición de arte por parte de los alumnos de la AMJ, la cual estaba a la venta, algunos de los cuadr5os exhibidos eran muy destacados, los precios iban desde los mil pesos hasta algunos de mas de diez mil pesos.
En el salón Sakura, el cual se encuentra al lado del restaurante, se alojo la venta de mangas, en una larga fila de mesas dispuestas, se encontraron mas de mil tankobones reunidos para su venta, el precio por cada libro era de treinta pesos, todos los géneros de manga, aunque eso si un poco viejos la mayoría de los títulos de finales de los ochenta y principios del noventa, Yawara, Kimagure Orange, Road, Silent Mobius, 3X3 Eyes, eran los títulos que podías comprar, revistas de moda etc.
Apenas eran las tres de la tarde cuando los alimentos en algunos locales ya se habian terminado.
Yo abandone el evento a las cuatro de la tarde, con dos cajas de Pocky´s que me costaron veinte pesos un manga y un con un rato de diversión al sur de la ciudad.