Una nueva reseña, en la cual se analiza el anime Princess nine, una serie única en donde un puñado de niñas desafía a todos los varones en su propio juego.
Señores y damitas, miembros del pueblo otaku y la Lifeless Society: Tiempo hubo en que era un otaku fresco (que ahora soy sólo un otaku en conserva) y distribuía mi tiempo entre el béisbol y el softball; el anime y el manga y tratar de hacer un cómic tipo manga protagonizado por “guerrilleras” (palabra del léxico local con la que describíamos a las mujeres que practicaban béisbol o softball) de entre 15 y los 18 años.
Como suele ocurrirle a los proyectos otakus (y en general a los proyectos mexicanos), éste jamás logró despegar de la mesa de dibujo a la tienda de revistas. Pero en esas fechas supe de la existencia algo parecido a mi idea, merced a un catálogo de la Son May Records: Esa cosa se llama “Princess Nine” y siempre me pregunté dónde chintonos se podría conseguir una cinta VHS de esa serie.
Pasó el tiempo, y me lancé desde Tampico hasta al DF por cuestiones económicas. Y cada que iba a un centro comercial y entraba a un Mix Up, me topaba con su primer volumen en DVD… Era cuestión de tiempo que la viera. Y así fue.
Comencé viendo el primer volumen en DVD, pero gracias a esa maravilla llamada youtube.com estoy viendo la serie con el doblaje en inglés que hizo ADV Films.
Princess Nine trata de lo siguiente: Ryo (nombre sumamente bisicleto) es una chavita de escasos 15 años, pero decir que tiene “un buen churro” en el brazo izquierdo es minimizarlo, ¡qué bah! En realidad tiene un condenado cañón capaz de tirar balazos de más de 90 mph desde la lomita sobre la zona de strike. Eso se sabe porque juega con un equipo de béisbol llanero, Los Wildcats, nada menos que de pitcher. Su fama comienza a dispersarse y pronto es reclutada por una escuela ultranice: la Escuela Kisaragi para señoritas (ok, haremos esa concesión en vista que no sabemos cuál es la vida personal de sus alumnas, pero parece ser algo así como el Colegio Regina). Y es que la presidenta del patronato de la preparatoria tiene el sueño (por motivos que se verán conforme avance la historia) de que su escuela gane el torneo nacional de béisbol interpreparatorias de Japón. Cosa nada fácil, pues sería un equipo de puras chicas jugando contra equipos de varones sumamente apoyados y consolidados. Y cómo no sería así: Las finales tienen lugar en un gran estadio, el Koshien, que hasta donde sabemos, es un sitio legendario y los partidos que allí se celebran tienen en Japón la misma difusión en los medios que recibiría el Final Four del básquetbol colegial en Estados Unidos.
La bronca será formar un equipo fuerte alrededor de Ryo, pues el programa de béisbol de esta preparatoria para señoritas ricas comenzó con la beca deportiva que le dieron. Existe un dicho pelotero que afirma que el juego es 80% pitcheo, por lo tanto la presidenta asume correctamente que teniendo un pitcher del nivel de Ryo tiene el 80% del camino andado… el problema sería encontrar el otro 20%.
Y lo logran finalmente, mitad reclutando verdaderos fenómenos de la pelota caliente del actual campeón del Clásico Mundial de Béisbol y mitad recurriendo a chicas que en su vida habían tocado una pelota de béisbol… o un bat.
Todo gracias a que al coach Kido, que fue contratado para dirigir al equipo. Él es un ex jugador profesional, si bien con una manía por el chupe y medio chacalón y todo, pero con una mente rápida, un ojo realmente clínico en todo lo relacionado al béisbol y un sentido agresivo del juego, y que por una extraña razón conoce demasiado bien a la presidenta del patronato.
Mejor guardemos silencio y pasamos al lineup del equipo de béisbol de la Escuela Kisaragi para señoritas:
Seira Morimura, Segunda base: Ella era una estrella del atletismo, pero por las broncas tan severas por las que atravesó su familia botó todo a la fregada, incluyendo la escuela y el atletismo. El coach Kido la logró convencer de que no sólo regresara a la escuela, sino que se uniera al equipo de béisbol. Ella es de carácter agresivo, le encanta la camorra y es sumamente alta y atlética. Por motivos obvios ella abre el orden al bat de esta novena.
Hikaru Yoshimoto, Primera base: Bien curada y aguerrida como ella sola. Junto con Yuki fueron las MVP importadas para hacer de la novena de la Escuela Kisaragi una escuadra competitiva, Hikaru fue importada de Osaka, donde fue MVP del torneo intersecundarias de softball de la región de Kansai. Tiene un acento realmente pesado, suele hablar de más, cosa que la mete en broncas, le encanta el okonomiyaki estilo Osaka (a mí también me gusta la verdad). Es la segunda en el orden no únicamente debido a que es una fabulosa chocadora, sino que además es una switch hitter (o sea, batea a la zurda y a la derecha), sus pijamadas han de ser muy divertidas seguramente.
Koharu Hotta, Jardín central – Ella es la única, además de Ryo, que tiene experiencia jugando béisbol. Al igual que Ryo, su nombre es sumamente bisicleto, así se hizo pasar por hombre para jugar en el equipo de su pueblito, Tosa, en la isla de Shikoku, Cuando se hizo evidente que era mujer, abandonó el juego para ayudar a su abuelito y a su papá, pescadores ambos; el trabajo rudo que implica andar en la pesca y la técnica que ya tenía originaron que su swing fuera extremadamente poderoso, el cual es conocido (en inglés) como “Wave Motion Swing”. Su carácter, y de hecho su apariencia, son de un marimacho genuino aunque en el mero fondo es una niña medio chipil. Estaba renuente a ser reclutada por la Escuela Kisaragi, pero su papá y su abuelito le hicieron ver que una buena escuela podría ser su boleto a cosas mejores que pescar mojarras en una panga de fibra de vidrio. ¡Bien por ellos!
Izumi Himuro, Tercera base: Ella es la hija de la presidenta del patronato, Keiko Himuro, es toda un fenómeno, pero del tenis. Debido a ciertas diferencias que tiene con Ryo (de los cuales hablaremos más abajo), ella decide dejar un ratito el tenis para convertirse en la rival de Ryo en el béisbol. En términos generales es una culebra bien hecha, orgullosa, de trato áspero y lengua hiriente. Pero por otro lado qué poder tienen esas dos muñecas suyas, y fea no es…
Yuki Azuma, Jardín izquierdo: Yuki es la otra importación, a ella la trajeron de Kanto, donde también fue MVP, es sumamente pacífica y sumamente silenciosa, ¡de hecho no habla!, bueno, sólo cuando es necesario; juega con un peluchito parecido a un Fulanito atado a su cinto, el cual se supone es un alien llamado Fifí, ella platica con él y hasta le reza, es a partir de esto y a que es una extraordinaria jardinera (de la clase que siempre está justo en el sitio donde va a caer la pelota) que se llega a creer que en realidad es una extraterrestre.
Kanako Mita, Shortstop: Hermana de Konkamin Mita XD. Ella es otra excelente adición a la novena, aunque sus circunstancias son algo más complejas. Su papá es nada menos que el Director de la Escuela Kisaragi para señoritas, y el señor es el más férreo opositor a que la escuela tenga un equipo de béisbol ¿para qué? Si el béisbol no es un deporte para señoritas decentes, si mírenlas nomás, bola de desarrapadas, mugrientas, mujeres que nada tienen que ver con el estándar de calidad que esta escuela se enorgullece de mostrar, si éstas van a terminar de verduleras o algo peor, por eso m’jita, me da gusto que tú no sólo saques buenas calificaciones sino que vayas a estudiar medicina en cuanto termines la prepa, ah sí, que feliz me haces. Pero éjele que su hija tenía otros planes. Si bien es cierto que es una chica de apariencia más bien nerd y que en es un hecho que ella quiere estudiar medicina; también ella desea disfrutar sus gloriosos años de juventud jugando béisbol, algo que pocas chicas podrán decir en su vida. Para resolver el problema de su padre, la manager Mori la disfraza quitándole los lentes y poniéndole debajo de su gorra una estridente peluca verde, una solución salida de un manga directamente para usted y que funciona. Ah, y juega con un alias. Sobre sus habilidades, bástese decir que Hikaru la reconoció de pasados duelos en los Intersecundarias de softball cuando merodeaba el campo de entrenamiento. Ah querida rival mía, ¿qué haciendo en esta escuela tan pípiris?
Yoko Takashiki, Jardín derecho: Comienza la parte baja del orden. Fue reclutada para llenar un boquete en la alineación (a duras penas son las nueve). Ella realmente carece de coordinación y va por la vida con la divisa de “¡En la cara no, por lo que más quieran que de ella voy a vivir!”. Más bien a ella le interesa ser una modelo, pero pronto vio la oportunidad mercadotécnica de saltar a la fama siendo parte del único equipo formado por chicas que habrá de derrotar a los demás equipos de varones. Se imaginó siendo asediada por patrocinadores, paparazzis, fans, etcétera, pero la niña realmente hace muy poco por la causa, lo cual desespera a sus compañeras, que no les agrada en lo absoluto que esta advenediza las agarre de trampolín. Suele tener el descaro de entrar al diamante maquillada, viene de Okinawa de donde alega haber huido de cientos de individuos que la querían de novia (ejem, ¿nada más de novia?), obviamente su posición natural era el jardín derecho. ¿Por qué cuando la veo me viene a la mente David Beckham?
Mao Daidoji, Catcher: Este desecho del equipo de judo de la escuela es físicamente muy imponente, pero ¡caray! Su personalidad es extremadamente tímida e impresionable, el coach Kido sin embargo vio en ella cualidades de jugadora de equipo y la tomó para su novena. Ella se esfuerza demasiado en hacer las cosas bien, y el hecho de que sea la única mujer de la escuela capaz de contener los balazos de Ryo ya es un avance.
Ryo Hayakawa, Pitcher: De su papá, un antiguo héroe del estadio Koshien, heredó su brazo izquierdo, por lo tanto era su destino jugar béisbol. También ella deseaba dedicarse mejor a cuidar el negocio de cocina de su mamá (especialidad de la casa: el oden), pero la dueña de la Escuela Kisaragi para señoritas la vio un día pitchar como los más grandes y entonces, ñácatelas, que entró a estudiar a esta escuela de elite.
Existen también otros miembros del equipo:
Nene Mori: Un día llegó a los vestidores del equipo de béisbol y se autoproclamó la manager del equipo, aunque su idea de lo que hace un manager de béisbol es mantener los vestidores y los dogouts limpios; tener pastel recién horneado y refresco listo al terminar el entrenamiento, lavar los uniformes y demás burradas de esa clase. Del juego en sí sabe bien poquito y de hecho todo lo que sabe de él lo aprendió de los mangas deportivos. Como andan cortas de róster siempre, ha tenido que entrar a jugar (para consternación de las demás) y para acabarla de amolar, cuando el coach Kido anda crudo es la que toma las decisiones y manda las jugadas; se le suele ver en el cajón de coach de tercera vestida de porrista y con un pompón en cada mano… qué vergüenza.
Shinsaku Kido: El multimencionado coach Kido. No se fíen de su apariencia, podrá ser un borrachales de primera y habrá aceptado que Yoko se quedara en el equipo más que nada porque en su petición para ingresar a la novena ella le adjuntó una foto suya de cuerpo entero en bikini, el caso es que este güey sí la arma. Es un ex pelotero profesional y de hecho fue el catcher del papá de Ryo en el juego final en el Koshien. También conoce a Reiko Himuro, la dueña de la Escuela Kisaragi, pero qué clase de relación tiene con ella es un spoiler que se revela por el capítulo 8.
Pero hay que dejar bien claro que existen otros personajes que se deben considerar en la trama:
Hiroki Takasugi: Este menso es de cuidado. Es nada menos que la estrella del equipo de béisbol de la Escuela Kisaragi para varones (¡Existe la contraparte! ¿Cómo la ven?), y es tan bueno que hasta da entrevistas a los medios de comunicación y su declaraciones aparecen en los periódicos, pues su escuela es una eterna candidata para llegar a los partidos en el Koshien. De familia acomodada y amigo desde la primera infancia de Izumi, siempre se les ha asumido a ellos dos como una pareja comprometida, aunque en realidad él la quiere como a una hermanita, y entonces apareció Ryo. ¿Qué poder misterioso ejerce una guerrillera que realmente nos hace caer de tan feo modo? En Tampico conocí peloteros de 40, 50 años cuyas esposas (verdaderas matronas que a veces hasta abuelas ya son) dejan el delantal los fines de semana para jugar softball. Pues bien. Hiroki inmediatamente se lanzó a acosar a Ryo diciéndole “Ganmo-chan” (según esto, su parte favorita del oden, aunque en la versión de ADV le dice “Tofu girl”), al principio esta situación molesta a Ryo, pero luego de percatarse de que Hiroki es bastante buen mozo y que para nada es el clásico patán japonés, empieza a sentir algo por él; esto a su vez enfurece a Izumi, cuyos sentimientos por Hiroki para nada son fraternos, y acabaría entrando al equipo de béisbol de su madre, con la que por cierto tiene muchas cosas que aclarar.
Shino Hayakawa: La mama de Ryo, muy apoyadora en los sueños de su hija, en la cual reconoce la herencia de su difunto marido, tiene un restorancito muy mono que más bien tendría acá en México el título de “fonda” o “cenaduría”, y a título personal ella es lo que en los bajos fondos conocemos como una MILF. Perdón por la procacidad.
Keiko Himuro: Esta otra MILF (perdón otra vez) es la maciza de la Escuela Kisaragi para señoritas, y tras ver a Ryo rociando lumbre desde la lomita tuvo el sueño de que su escuela obtuviera el campeonato interpreparatorias en el Koshien. En su trato personal es fría y distante más bien, y sumamente enfocada a sus objetivos. Existe un triste secreto de su juventud que la involucra con Ryo.
Hidehiko Hayakawa: Él es el papá de Ryo, bueno… fue; pitcher zurdo de poderoso brazo, creador de la “bola-rayo”, que es algo así como la bola de humo, pero más pior. Ganó, junto con Kido, el campeonato interpreparatorias en el Koshien y cuando salió de ella se enroló en el béisbol pagado. Antes de los 24 años ya había ganado tres veces seguidas la serie final de la liga japonesa con los Jaguares de Towa. Pero un escándalo de apuestas (en el cual nunca participó, pero las circunstancias lo incriminaron) provocó que lo expulsaran de por vida del béisbol profesional. Murió trágicamente algunos años después en un accidente. O sea, ya es una leyenda.
La serie en un principio podría pasar por un conjunto de clichés del manga deportivo en general, pero no es común que dos chicas se enfrenten en un deporte al chico que aman en igualdad de circunstancias, de par a par; tampoco es muy común ver un personaje como Mao o uno como Koharu. También hay algunas circunstancias que según avance la historia se irán despejando, y sobre todo, acompañaremos a esta novena en su camino hacia Koshien y cómo lo habrán de seguir. Hay cosas que sí podrían parecer trilladas: esa fijación que tienen los japoneses por su comida tradicional o la percepción de que los fenómenos deportivos son más comunes allá que en cualquier lado.
Yo no sé qué piensen, pero soy inmensamente feliz cuando veo esta serie. Si les gustan los animes deportivos y las lecciones de vida, véanla; tiene además la ventaja de que no hay canchas kilométricas o balones que desafían la gravedad. Quizá sea que mi sentido crítico se va a pasear cuando veo algo relacionado con el béisbol o con chicas deportistas. Pero de cualquier modo recomiendo la serie. Ya si no les gustó les doy permiso de que me reclamen.
Le damos tres tenedores y medio (de cinco posibles), según el Mostrencxs’ Qualifications System. Enjoy yourself!