Lo que al Panda se le olvidó

Mostrenco writes, «Es hora que el equipo local opine de la Metrocom II «

Pues bien: yo me había ido a mi paraíso tropical (sic), localizado en el sur de Tamaulipas, a pasar la Semana Santa, tenía planeado descansar mucho, comer mucho, hacer mucho ejercicio, estudiar y, faltara más, ir a la Convención Nacional de Cultura, Arte, Fantasía y Ciencia Ficción: la Metrocom, que se iba a realizar en la Casa de la Cultura de Tampico.
Llegué el jueves y dormí hasta las 3 de la tarde; comí, corrí un rato y hasta salí al cine con mi amiga Chio y me regresé caminando hasta mi casa, no saben lo agradable que es tener aire puro al nivel del mar (y relativamente poca gente alrededor) y me fui a dormir sumamente contento… pero…

Justo a las siete de la mañana, mi amá mi amá (que me ama me ama) me dio un cariñoso grito para avisarme que me hablaban por teléfono. Cuál no sería mi sorpresa al darme cuenta que tendríamos invitados en Territorio Mostrenco. Les di indicaciones para que llegaran a Territorio Mostrenco, que está enclavado en una zona semirural en lo profundo de Ciudad Madero. También les dije que deberían dar 30 pesos al taxi, pues los taxistas que rondan la central huelen lo chilango muy bien, y tan es así, que el día anterior uno de ellos me quiso cobrar 50 pesos por llevarme al Territorio, nunca están de más las prevenciones.

Ya una vez que lo invitados, el MAP y el Genma, fueron debidamente acomodados. Procedimos a desayunar como es debido. Nuestros invitados querían ir a la playa y yo tenía ganas de ir, pero en Semana Santa siempre se atascan los accesos, además quien esto escribe tenía ganas de hacer un poco de ejercicio, por lo tanto me los lleve a pata, no sin antes hacer una parada de aprovisionamiento en el Oxxo que está enfrente de Sociedad Civil.

40 minutos después llegamos a la playa de Miramar, el Genma no traía traje de baño, pero no importó… fue y compró un short color oro en una de las tiendillas que están por la glorieta de los delfines. Avanzamos más, hasta un poco antes de llegar al Maeva, casi enfrente de los escenarios de EXA y todas las demás estaciones de radio de la zona que decidieron enlazar sus señales con motivo del Spring break. Y va pa’ dentro panda, con todo y su lavadero lleno de ropa. Mientras, el MAP se quedó observando su derredor y quien esto escribe se unió al Cosmos. Cuando nos dimos cuenta, el Genma se nos había desaparecido… yo me quedé pensando en que había bandera roja en la torre de vigía de los salvavidas y que innumerables chilangos han acabado sus días sirviendo de alimento para peces en nuestras blancas costas, sobra decir que me preocupe, pero desafortunadamente el Genma apareció como si nada… chin.

Después de nuestro regresó, procedimos a acicalarnos y a prepararnos para ir a la Metrocom, pero no sin comer adecuadamente, si hay algo bueno de ir a mi casa, es que allá parece que el refri se llena mágicamente, por lo que siempre recuperamos hartas juerzas para subsistir en la capital. Ya que todo quedamos listos, comidos, bañados y asoleados, nos lanzamos en un microbús Colonias a nuestro destino.

Los microbuses de la ruta Colonias, tienen dos características: Son rojos y, por lo menos para mí, representan la ruta panorámica para ir de mi casa al centro de Tampico, debido a que recorre la zona de Tampico conocida como “Colonias” (Duh!), cuyas calles están más retorcidas que las circunvoluciones cerebrales de algunos otakus que conozco. Mis invitados se marearon en el trayecto y yo olvidé el punto exacto en dónde teníamos que haber bajado para no caminar tanto, el caso es que nos bajamos en el mero centro de Tampico, a la altura de Colón y Obregón, y tuvimos que caminar, como en mis peregrinaciones a los lugares santos de la orden.

Mis invitados lamentaron esto mucho, ya que sus condiciones físicas no están en sus mejores épocas, siquiera les mostré el parque Méndez a ellos, que tan propensos son a las cascaritas de basket.

Llegamos a la Casa de la Cultura de Tampico, el sitio estaba con afluencia, pero nada que se pueda comparar al atascadero de gente que se juntan ya no digamos en la TNT o en La Mole sino en el Rock show.

Siempre he dicho que las convenciones de cómics en el DF no son más que viles tianguis, los organizadores en realidad no se apuran más que porque haya entretenimiento y vendimia. Algo parecido ocurre (según me han dicho) en Guadalajara y en Monterrey la situación pinta mal por el enfoque metalizado que le han dado a los eventos de aquella ciudad. En Tampico no ocurre así. Sí hay vendimia; hay y de cosas curiosas como ya mencionó Genma, pero desde que yo recuerdo las convenciones en Tampico suelen tener cosas novedosas. En la COVEINC (a mi modo de ver las cosas fue la verdadera Saunatrón, ya que dudo que en alguna convención logren meter tanta gente en tan poco espacio y en un lugar tan cálido como Tampico en mayo, y tan lo fue que salí de allí con la playera empapada de sudor), como ya he repetido, se le ocurrió a alguien hacer una zona franca para intercambiar cómics y demás material. Luego vinieron las expocómics y las otakomix que han traído al mundo cosas como las demostraciones de lucha de botargas y el musical de Sailor Moon, que bueno… esto último mejor digamos que fue un intento romántico y loable.

Las metrocoms se anuncian como foros nacionales y de algún modo lograron reunir gente de todo el país. Como se mencionó en el informe del Jefe Panda, las estrellitas del evento fueron los de Kaboom, quienes arrojaron varias verdades de a kilo y alguna que otra piña rodando a la gente que se reunió en las conferencias.

También estuvo la gente de Studio Lithium, como siempre encabezados por el Toner. Al Torner le pregunté que cuándo se lanzan a la conquista del DF, que allá la gente está acostumbrado a las porquerías y ya era hora de que supieran de algo bueno, el me dijo que pronto, y Chio, que a’i andaba, me dijo que redactara mejor mis elogios, que hasta pareció que le dije al Toner que su trabajo, por ser una porquería (que no la es), tendría mucho éxito en el DF.

Tomemos nota de eso pues.

Hablando de foros y conferencias, si hay algo que pido de una convención es que haya flujo de ideas, las conferencias del DF han tendido a eliminar este aspecto y yo igualmente tiendo a aburrirme en las convenciones que no incluyen conferencias y mesas redondas sobre algo novedoso, y no la sempiterna conferencia de YAOI que se dan en todas las convenciones.

Por lo pronto, los señores de Kaboom quieren arreglar eso, como dijeron ellos que lo medio lograron cuando hicieron la (p)Utopía, de la que cuentan que hicieron lo que debieron, pero que aún deben lo que hicieron. Pero que lo volverán a hacer y para evitar que entes como yo nos pitorreemos de sus eventos, lo llamaran “Kaboomcon”.

La Metrocom me dejó pensando en varias cosas, entre ellas a qué fue lo que pasó con el cómic nacional. Un domingo (16 de abril creo) vi en el 34 (Televisión Mexiquense) un programa sobre cómic mexicano. Yo no sabía que México exportara cómics, y menos del modo en que se hizo hasta mediados de los años 80, cuando Lola la trailera tenía un cómic que se traducía al inglés y al francés. A juzgar por la información que recibí a últimas fechas, puedo afirmar que al cómic nacional le pasó algo similar a lo que le ocurrió al cine mexicano, cuando la Crisis, las películas de ficheras y el egoísmo y la pretensión de algunos cuantos brutos intelectualoides le dieron en la torre.

Sábado: Ese día por ser de descanso nos levantamos algo tarde, el tibio y agradable clima de Tampico se dejaba sentir con sudorosa dulzura. Había que ir, ahora sí sin tocar baranda, a la Metrocom, pero resultó que el Genma y el MAP querían conocer la zona en la cual habían caído, ok, nuestra obligación y deber como anfitriones era mostrarles a nuestros invitados las peculiaridades de la región.

Primero tomamos un Tampico-Boulevard, o sea la ruta directa al centro de Tampico, para llegar al centro histórico, ya allí enfilamos nuestras patrullas con dirección al mercado gastronómico, pero antes que nada nos metimos al edificio del recinto fiscal de la aduana del puerto. Ese edificio fue construido durante el porfiriato y tiene un muy pequeño museo con algo de la historia de la zona conurbana del sur de Tamaulipas, además de que se pudo notar como un barco estaba en receso de sus maniobras de descarga, ya que los alijadores estaban concentrados en mover el bigote.

Y viendo aquello, nosotros nos lanzamos a hacer lo propio, afortunadamente para nosotros, junto a la aduana marítima está la estación del ferrocarril de Tampico, y tiene una barda que es legendaria en la historia culinaria de la zona. Allí se inventó una manera de hacer tortas, misma que se sigue resguardando, fielmente.

Sí, damas y caballeros; niños y niñas; gente bonita de ambiente: Llevamos al Genma y al MAP a conocer las mundialmente famosas tortas de la barda.

Queridos chiquitines: Revisen la galería de imágenes y podrán ver qué es una torta de la barda. Su modo de preparación es aparentemente sencillo, pero tiene su chiste, ya que se prepara agregándole jamón, varios tipos diferentes de queso, cebolla, chicharrón, frijoles negros, hay quien le agrega carne deshebrada, y más jamón de manera tal que el jamón envuelve el pan y no al revés. Genma, al ver la torta, profirió varios juramentos y dijo que aquel alimento no era cosa de cristianos; MAP, en cambio, le tomó varias fotografías a su torta antes de proceder a empacársela.

Mientras nos echábamos las susodichas tortas notamos que habían dos chavos, uno disfrazado de jedi y una chava disfrazada de Miaka de Fushigi Yugi repartiendo volantes, terminamos de comer y Genma se tomó una foto con ellos, justo a la entrada del mercado gastronómico. Allí Genma se sentó uno de los locales dedicados a preparar pescados y mariscos, que una de las cosas que más desesperó al buen Genma fue que en el sur de Tamaulipas, a pesar de ser costa, no somos muy propensos a comer mariscos. Ya una vez allí, Genma pidió que le sirvieran un tiburón frito, y mientras se lo preparaban, MAP se puso a observar al turismo y yo a levantar mis sensores meteorológicos, que nunca uso en el DF (¿para qué? En el DF se sabe que siempre hará buen clima por la mañana, pero que en las tardes invariablemente lloverá). Mis sensores dictaminaron que estaba entrando norte…

Ya que el Genma se comió su tiburón frito, marchamos de nuevo hacia la Metrocom, con ánimo de ver de qué manera nos podrían sorprender ahora.

No me quejo, ese día fue divertido. Para empezar logré localizar finalmente la sala de proyecciones, luego estaba en el Auditorio Municipal, que está en contraesquina de la Casa de la Cultura, el torneo nacional o regional (no supe bien qué era) de Pump It Up, pero definitivamente lo visto allí fue impresionante, estos chavalillos sí que la mueven y creo que deberían cobrar por lo que hacen, en vista, puedo asegurar, que le dedican más tiempo a la simulación de baile que a la escuela. Como ya mencionó Genma, se les acabó el veinte cuando aún faltaban las finales, lo que le dio en la torre al torneo como espectáculo, pero el tiempo que estuvimos viéndolo nos divertimos.

Antes de que comenzaran el evento de cosplay (admitámoslo, una convención sin concurso de cosplay es más o menos como un penalti fallado), la gente de Kaboom dio otra conferencia, está vez dedicada a los derechos de autor (al final dijeron lo mismo que yo sé para resolver problemas de autoría), pero fue divertida para ver lo mal que andamos la gente del medio en cuanto a conocimientos legales para defender el trabajo creativo… yo recomendaría a todos los creadores que no sólo se conformen con lo que oigan, sino que vayan e investiguen en sitios como la Sociedad General de Escritores de México (por mencionar alguno lugar) [ http://www.sogem.org.mx/html/registro.php ], en donde les dirán cosas como por cuánto tiempo podrían explotar sus creaciones antes de que pasen al dominio público, cómo está eso de las regalías y algunas otras cosas que se les escapó a quienes dieron la conferencia por andar piliando en cuestiones bizantinas. De todas formas, ésta fue muy interesante porque jamás de los jamases verán en alguna de las convenciones del DF una plática así.

Y finalmente llegó la hora del cosplay, el recinto se retacó, así que a alguien se le ocurrió la brillantísima idea de hacerlo en la zona de “expositores”. Aquello se volvió una pachanga, por la tardanza luego querían colgar de un poste de teléfono a la niña que estaba voceando. Me queda la impresión de que los organizadores, al querer hacer diferente a la Metrocom de otras conevnciones, se rehusaron a darle espacio, tiempo y recursos varios de los clásicos, hago esta suposición al oír lo que declaró uno de los organizadores sobre su opinión del karaoke (no hubo concurso de karaoke) y de los motivos que los llevaron a realizar el concurso de cosplay.

Sobre el cosplay:
Primero: Hubo categoría grupal.
Segunda: no hubo rama varonil ni femenil, sino que metieron a todos dentro del mismo perol.
Tercera: hubo una niñita de cómo 2 o 3 años que inscribieron en el concurso y fue disfrazada de Karin Aoi de DNA^2. Ella y un miembro del grupo de Naruto, que fue disfrazado de “La Arena”, se llevaron al público, aunque el ganador fue un chavillo que fue de Link.

Recapitulación

En mi opinión, la Metrocom fue una experiencia buena, me pareció que falló un poco más calamitosamente la organización que en otras convenciones de la zona, pero el enfoque que tiene el comité organizador de la Metrocom de que ésta es un evento cultural me gusta. Repito: las convenciones deben ser algo más que tianguis con música en vivo y teatro de burlesquê. Una convención de cómics debe incluir conferencias con gente que tenga algo que decir, (como en esta ocasión la gente del doblaje sí que tenía algo que decir). Vaya, no sólo que estimulen mis ansias consumistas, mis ánimos de hacer convivencia con otros aficionados o ver qué perk con mis hormonas. También quiero que mis neuronas se sientan contentas y, créanme, mis neuronas no son felices en las convenciones del DF.

Otra cosa que me llama la atención es que Tampico está en una favorable situación geográfica para favorecer el intercambio cultural entre varias regiones del país en lo que respecto a cómics y animación. Monterrey y el DF están muy separados, pero ambos están más o menos a la misma distancia (medida en horas de viaje en autobús) de Tampico. La gente de Tampico es muy diferente al resto, como se pudo notar, quizá seamos un poco bruscos en nuestros modales, pero nuestro nivel de neurosis es bastante más bajo al de otros lugares, así que se puede ir a una cosa de éstas con mucha más tranquilidad y menos engentado. Me gustaría mucho poder decir que las convenciones de Tampico son lo más próximo a unas verdaderas convenciones. Pero antes deberé ir a las que se hacen en Mérida, Yucatán, que tengo entendido que ya hay en aquellos lados, y Yucatán siempre se ha distinguido por tener una amplia tradición intelectual. Así que si alguien nos invita y nos da alojamiento, con mucho gusto iremos.

El epílogo de esta travesía ocurrió el domingo, cuando oficialmente todo se había acabado. MAP me acompañó a comprar zacahuil mientras Genma usaba a mi entenado para bajar las fotos que se tomaron, después de desayunar Genma procedió a darle un chequeo a mi entenado y a darle mantenimiento mientras la Selección mexicana daba cuenta de la gabacha. Nos salimos al centro de Tampico a conocida nevería de la región en donde nos encontramos con Moemi, Jocelyn y Athena, que fue de Reynosa expresamente a la Metrocom (bueno, también a pasar la Semana Santa), luego fuimos a la laguna del Carpintero (que está a escasas cuadras de distancia del centro de Tampico) donde se nos uniría Chio e iba ha demostrar:
Uno.- que los “juanchos” (cocodrilos) en realidad son muy mansos.
Dos.- que a las tortugas les gusta el chicharrón.

Lo malo es que cuando llegamos no había cocodrilos a la vista y que, como llegamos tarde, las tortugas ya estaban más que llenas de tanto chicharrón que se empacaron.
Nos regresamos a Territorio Mostrenco, Genma y MAP siguieron la pachanga afuera, pero ya con sus maletas porque saldrían a las 10 de la noche, mientras que yo lo haría a las 8:45, de todas maneras hubo un accidente en la carretera, quedamos varados cuatro horas, llegamos tarde a todos lados, y felices regresamos a nuestras guaridas.

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