El ángel exterminador
México, D.F. – Martes 21 de Marzo de 2006
Milenio
El cosplaying es un arte multitudinario en Japón que consiste en disfrazarse del personaje mediático favorito. En México estos fanáticos son cada vez más comunes y se les puede ver en las convenciones de cómic o en actos especializados.
Es el único lugar en el que puedes hallar a un clon de Darth Vader que en vez de capa tiene un ropón de la PFP, y en vez de sable láser rojo trae una macana envuelta en cinta de aislar roja; el único lugar en donde un nutrido grupo de chicos y chicas posan ante el público asistente—que sin más saca las cámaras, comunes o de celular, para inmortalizar aquella imagen de extraña, pero indudable belleza—. Los estrellas de la noche son quienes, para la ocasión, se clonaron en personajes de cómic americano, aunque en el caso de México tiene mucho pegue las series de anime y manga, y una que otra curiosidad atribuible a los videojuegos o a alguna inolvidable postal tomada de la cultura popular. Ese lugar bizarro, pero a la vez mágico, es un encuentro de cosplayers.
En el acto todos esos engendros desfilan por los pasillos y se exhiben asumiendo la actitud del personaje. Y la Sailor Moon (Sailor Rotoplast, apunta el locutor del programa especializado Alter Ego, Gerardo Viveros) con las carnes asomándose de la exótica minifalda, brindará breves segundos de confusión. Y de mirar bien a la actriz, en lugar de evocar a una lolita de Sailor Moon, quizá a quien encarne es a doña Eufrosina a punto de jalarle la orejita al Memín. Pero de eso se trata, de poner a trabajar a la imaginación.
De origen incierto
“Cosplay es la unión de dos palabras: costume y play; o sea: ponerse o interpretar un disfraz. En Japón, Estados Unidos y Europa esta actividad tiene un gran auge, pero la veta, por así decirlo, es Japón”, explica el ya mencionado Viveros.
“No se puede hablar de una fecha ni lugar establecidos como el inicio de esta actividad”, clarifica Jorge Vargas, experto en la materia y uno de los organizadores de la convención TNT, “sino que simplemente es un fenómeno que se fue dando poco a poco, hasta saltar a las grandes convenciones. Básicamente los disfraces son de personajes de cómic americano, anime, video juegos, películas o de cualquier otra cosa relacionada a este tipo de entretenimiento, incluso estrellas de rock. Ahora, el cosplay es el evento más importante en una convención de cómic”.
Sobre los orígenes de esta actividad, José Emilio Rueda, editor de la revista Fandom, explica: “El inicio se puede rastrear unos 20 años atrás a una convención en Japón llamada Comiket. Actualmente ésta tiene 35 mil visitantes por día, y existen áreas especiales para que les tomes una foto a los cosplayers. Incluso, en Japón se ha prohibido tomar fotos a los cosplayers, porque el asedio a los a éstos era tal que llegaba al grado de acoso”.
Por otro lado, la revista mexicana Cosplayer Stars apunta en su editorial del primer número: “…no sólo demuestran (los Cosplayers) su gusto por dichas series, sino que además demuestran también una capacidad creativa e histriónica de gran calidad por medio de su propio trabajo, mostrando así que el cosplay no sólo es un hobby sino un arte”.
De mi arte a tu arte…
Pero al asistir a uno de estos eventos, nos damos cuenta de que no todos los cosplayers se lo toman en serio. Todo mundo puede ponerse en un traje, pero no cualquiera es un cosplayer (si eso fuera los políticos en campaña serían auténticos cosplayers). Pero la verdad es que no cualquiera es un artista del género.
“Los eventos de cosplay no son lugares en donde se tenga que representar al pie de la letra a un personaje”, agrega Jorge Tovalín locutor de La Quinta Dimensión, programa de radio sobre comics y fantasía.
“Aunque algunos se toman muy en serio el papel y se caracterizan muy bien, la realidad es que se trata de que cualquiera que tenga un disfraz de su personaje favorito lo use en el evento y sea ese personaje aunque nada más mientras dura la convención o concurso”.
¿Disfraz o actitud?
Las respuestas respecto a esta pregunta varían radicalmente. Para muchos fans del manga, el animé, el comic americano, y los video juegos, lo único que cuenta es traer puesto el traje del personaje que les quita el sueño. Pero, a nivel mundial, poco a poco surge una comunidad cada vez más numerosa de cosplayers que llevan su numerito a niveles más altos. “Es cuestión de actitud”, responde una buena caracterización de Lain (Lain: Serial Experiments, es una serie de anime japonés producida en el año de 1998, y dirigida por Ryutaro Nakamura que actualmente es referencia obligada en el mundo del anime). “Es tomar posesión de un personaje, no para obsequiarle un par de poses estudiadas y memorizadas al público. Se trata de crear una presencia, de tal manera que en mi acto yo exprese lo que soy con ayuda de un disfraz.”Por otro lado, la experta en el tema y promotora de productos de esta industria, Yoshie Kiyota, opina: “es una conjunción de ambas cosas, pero al final, lo que importa más es el disfraz y la apariencia. Porque el disfraz te hace ser, actúes como actúes si tienes un disfraz de Sailor Moon, vas a ser Sailor Moon, no importa cómo actúes.
Las estrellas del cosplay
Recorriendo los pasillos del centro de convenciones Tlatelolco emergen de todos lados chicas con mini faldas (!ay, qué suplicio!) y peinados exóticos, marchando entre los demás cosplayers y tomándose fotos.
Todos estos chicos están aquí para compartir su rareza, para intercambiar teléfonos o direcciones de clubes en internet, o para hablar de sus pasadas y futuras transformaciones en un ser raro y excepcional.
A lo largo de los pasillos los vendedores de fotos y tarjetas hacen su agosto vendiendo alguna de las famosas caracterizaciones de las cosplayers de moda, Francesca Dani, Giorgia Vecchini, modelos profesionales que sí se lo toman en serio. Kiyota menciona en entrevista: “Yo considero que lejos de ser artistas, ellas son modelos, porque no importa cómo actúen, así van a salir sus fotos en la revista.” y añade en relación a los profesionales de esta industria. “En Japón las personas que practican cosplay se pueden gastar en un disfraz hasta cien mil pesos. Los compras en una tienda especializada llamada Cospa, un edificio de varios pisos en donde puedes encontrar de todo, los hacen a la medida. Las personas que se dedican a esto profesionalmente gastan un dineral”.
“¿Cuál es tu caracterización favorita de Vecchini?”, le pregunto a uno de los asistentes a la convención, que sopesa en su mano un montón de fotos de la artista italiana. “Yo creo que sería Gatúbela. No lo ha hecho todavía, pero puedes votar en la página de Giorgia (www.giorgiacosplay.com), ella hará la caracterización que reciba má•s votos”. Le dejo en su difícil elección. Yo la verdad no creo que alguien supere a la Gatúbela de Michelle Pfeiffer.
Este chico, disfrazado de uno de los personajes de esa famosa serie llamada Full Metal Alchemist, en definitiva te hace sentir raro por no estar enfundado en un disfraz. Incluso una simibotarga, te haría sentir más adaptado a este ambiente.
¡Muerte al cómic!
Eso parecen decir los cosplayers, ya que después de recorrer los pasillos de un evento de este tipo o de una convención de historietas, la mayoría de los disfraces que se observan pertenecen al manga y animé japonés. Entre todos esos trajes uno esperaría ver al Hombre Araña, a Hulk, a los Cuatro Fantásticos, y demás súper héroes estadunidenses. Incluso hay más Santos y Blue Demons que personajes de Marvel. Un observador atento se daría cuenta de inmediato de que por alguna razón se han ido los hijos de Stan Lee .
“En México se observa un fenómeno extraño, ya que en pocos años el mercado japonés se ha comido en 90% al mercado del cómic de Marvel y DC”, me explica Enrique Villa, autor de artículos sobre series de animación.
Se recuerda la excesiva presencia de stands de mangas y animes durante la 10a convención TNT, en noviembre pasado. “La mayoría de los cosplayer en nuestro país se disfrazan de personajes de los mangas japoneses. Parece que les llama más la atención que el súper héroe americano choteado en series y películas”, concluye Jorge Vargas.
De cualquier forma, no importa que sea Gokú y no Flash, o Los Caballeros del Zodiaco y no los Hombres X. No importa que el disfraz esté hecho de tubos de papel de baño y retazos de ropa vieja y no de costosas telas. Lo que importa es salir, ir a la convención y expresar un poco de esa rareza y –hay que decirlo—fanatismo, que todos llevamos dentro.
Las cuatro reglas del cosplayer
1. Parecido físico. El cosplayer debe examinar si su físico coincide con el del personaje.
2. Materiales, detalles y creatividad en el disfraz. Trabajar en los detalles y en la verosimilitud con la imagen del personaje de la serie.
3. El parecido del disfraz con el personaje. Los cosplayers deben llevar una foto o imagen del personaje que intentan representar.
4. Interpretación. El cosplayer tiene que escenificar ante los jueces algún pasaje de la serie a la que pertenece el personaje representado.
Grupo Editorial Milenio 2006
Genio de medio tiempo, sociólogo por formación, linuxero por convicción, el loco tras la idea de seguir con infraestructura en vez de usar la nube, dejó de jugar consolas cuando salió SF2 para SNES, declara que le encanta el diseño de las Mac, pero el costo ni cercanamente, censor vitalicio de lo que se dice en la cobacha.