Por Anna Ringstrom y Sarah Edmonds
ESTOCOLMO (Reuters) – El legendario director de cine sueco Ingmar Bergman, que influenció a una generación de cineastas con obras a menudo duras sobre temas relacionados con la muerte y el tormento sexual, murió el lunes a los 89 años.
El cineasta y guionista autodidacta murió tranquilamente mientras dormía en su casa en la isla de Faro, en el Mar Báltico, informó su yerno y conocido escritor de novelas policiales, Henning Mankell.
Mankell dijo que su muerte no había sido una sorpresa para su familia.
«Estamos tranquilos de que haya muerto en paz y sin sufrir. Creo que falleció de una manera que mucha gente envidiaría,» dijo Mankell a Reuters por teléfono. «El era un hombre mayor y su corazón se detuvo.»
La comunidad fílmica mundial y del país de Bergman se enlutaron por el fallecimiento de un ícono.
«Era uno de los grandes,» expresó a Reuters Jorn Donner, productor de «Fanny y Alexander,» el último trabajo de Bergman para la pantalla grande con el que ganó cuatro Oscar.
Cissi Elwin, directora ejecutiva del Instituto Sueco de Cine, dijo que Bergman tuvo una breve aparición a principios de este mes, en la celebración anual de su carrera de medio siglo, en la isla de Faro, pero permaneció en una silla de ruedas y lucía muy cansado.
«Es una pérdida enorme,» declaró Elwin. «Es muy, muy extraño e irreal porque Ingmar Bergman es (una parte) tan grande del cine sueco.»
Bergman es famoso por películas como «Fresas salvajes,» «Escenas de la vida conyugal» y «Fanny y Alexander,» que le dieron a Suecia una reputación de melancolía, pero que lo convirtieron en un reconocido maestro del cine moderno.
En total, realizó en 54 filmes, 126 producciones teatrales y 39 obras radiales.
Sus obras maestras cinematográficas a menudo lidian con la confusión sexual, la soledad y una vana búsqueda del sentido de la vida, temas que atribuía a una infancia traumática en la que fue golpeado por su padre, un ministro luterano.
En una inusual entrevista en el 2001, Bergman dijo a Reuters que los demonios personales lo atormentaron e inspiraron a lo largo de su vida.
«Los demonios son innumerables, aparecen en los momentos más inconvenientes y crean pánico y terror,» señaló en ese momento. «Pero aprendí que si puedo dominar las fuerzas negativas y arrearlas a mi carro, entonces pueden trabajar para ventaja mía.»
«Fanny y Alexander,» la sumamente autobiográfica última producción del director para la pantalla grande, cuenta la historia de una familia de clase alta de Uppsala, antes de la Primera Guerra Mundial.
El niño protagonista, Alexander, y su hermana, Fanny, son abusados mental y físicamente por su padrastro, un reverendo inspirado en el padre de Bergman. Al final, Alexander usa poderes supernaturales para tomar una venganza siniestra.
Bergman obtuvo reconocimiento internacional con «El Séptimo Sello,» un filme de 1956 en el cual un cruzado que busca a Dios juega ajedrez con una representación de la muerte.
Directores de cine de todo el mundo lo han nombrado desde entonces como una inspiración.
Woody Allen lo admiró profundamente, rindiendo homenaje al «El Séptimo Sello» en su comedia «Love and Death.»
«El era una de las pocas personas que utilizaba un filme como una genuina forma de arte, como un gran escritor (…) A él no le interesaba el mundo comercial del cine,» dijo Allen a la radio de la BBC al enterarse del fallecimiento.
(Reporte adicional de Fredrika Bernadotte, Helena Soderpalm y Adam Cox en Estocolmo, Terhi Kinnunen en Helsinki y David Cutler en Londres)
Fuente (Reuters): http://lta.today.reuters.com/news/newsArticle.aspx?type=topNews&storyID=2007-07-30T195521Z_01_N30379244_RTRIDST_0_INTERNACIONAL-CINE-BERGMAN-MUERTE-SOL.XML
Genio de medio tiempo, sociólogo por formación, linuxero por convicción, el loco tras la idea de seguir con infraestructura en vez de usar la nube, dejó de jugar consolas cuando salió SF2 para SNES, declara que le encanta el diseño de las Mac, pero el costo ni cercanamente, censor vitalicio de lo que se dice en la cobacha.