(pido disculpas si acaso hay algo sin cuerencia, pero esque me encuentro muy cansado, ya que todo el fin me la pase desvelado, espero el lunes empzar con el siguiente capitulo, saludos y gracias)
La comida paso como cualquier comida, todos calladitos sin hablar, Marian termino primero, inmediatamente empezó a recoger la mesa, Víctor quien aun no terminaba reclamo pero sus gritos no tuvieron respuesta, cuando se volvió insoportable de una mira callo al niño, Mariana agradece los alimentos y ayuda a levantar, pasando un trapo que dejo limpia la mesa. Víctor aun en su berrinche se negó a realizar cualquier tarea que le pedían, pero Marian persuasiva lograba que el niño a pesar de su enojo ayudara a Mariana con los trastes ya que, con la cantidad de gente que viaja en la carroza de acero, hay que regresarlos al comedor, que e de decir, la comida estuvo muy rica, no se si fue por que tenia tiempo de no comer también o por que en verdad estuviera deliciosa.
Recuerdo que en las trincheras la comida escaseaba, casi siempre se comía frió y mojado, pero con Wolf era distinto ya que siempre tratábamos de comer bien, apostábamos las raciones de comida en pokar, dados y ajedrez, era una manera segura de mantenerse fuertes en lugares tan hostiles, ya que el hábil sobrevivía y el débil moría, Claro estoy conciente de que a los que despojábamos de sus pertenencias, entre ellas comida, tenían pocas posibilidades de morir , claro es muy doloroso recordar la cara de los demás cuando perdían sus suministros, después fue verlos morir a causa de la fatiga y la mala alimentación. Ha Wolf no parecía inmutarlo aquellos sucesos, pero a mi me estremecía todo el cuerpo, claro fui un poco envidioso en esa circunstancia, pero se trataba de sobrevivir.
Los niños y Marian salen de la cabina, en ese momento me abalanzo sobe mi maleta en busca de la cajita donde se encontraba la medalla otorgada póstumamente a Wolf, la limpiare un poco, pero estaré atento a que marian no regrese, y me vea con la medalla en la mano. Estoy tardando algunos minutos en dejarla como nueva, ya que ese día en el cementerio, el lodo y el agua, estaba causando estragos en ella.
Mariana entra y con delicadeza regresa a su lugar en la cabina, pregunto por los demás y responde algo divertida – aseando a Víctor- en ese momento me vino a la mente, Marian forcejeando con Víctor para que cepillara sus dientes. Mariana continuaba con la insistente mirada, yo solo pensaba que podría hacerme, el día que se entere que su padre esta muerto, las ilusiones que le cree y la esperanza que le di, eran todas falsas.
Marian acuesta a los niños y sirve dos tasas de café, después de un rato, el silencio envuelve la a cabina, Marian con la vista en su café dice – El día de mañana será el ultimo para mi y mis hijos en esta carroza, vivimos a las afueras Lastc, en una casa grande de dos pisos, casi siempre tapada por la nieve, tenemos vehículos y un perrito que no pudimos traer, es una rasa algo extraña que de momento no recuerdo, su nombre es Sux, es la mascota favorita de Víctor, estarán felices una ves que estemos en casa – un leve llanto y una gota cae en el café de Marian, soplo sobre mi café y doy un sorbo, de manera seria veo a Marian – Tienes que salir adelante, no puedes estancarte, tienes unos hermosos hijos que te necesitan – después de esto saco de mi bolsa la medalla que perteneciera a Wolf, la pongo en su mano y mirándola a los ojos digo – Esto perteneció a Jonathan, espero que te ayuda, no la entregue antes por que no quiero preocupar a tus hijos – una ves que solté la medalla me sentí un poco mas libre, pero una nueva carga empezaba ya que de nuevo tuve que mentir para darle consuelo a alguien mas, Marian toma con sus dos manos la medalla y la presiona contra su corazón, me pide que salgamos ya que no quiere despertar a los niños.
En la terraza Marian estalla en llanto, recargada en mi hombro golpea contra mi pecho y me recrimina el por que no le di antes la medalla, no la di antes por que no sabia si darle la medalla que otorgaran a mi mejor amigo, pero de alguna forma se que marian lo merecía mas que los padres de Wolf ya que ellos siempre negaron ser sus padres y el solamente era una carga mas, los únicos que en verdad querían a Wolf era yo y Sophie, yo por que el salvo mi vida y Sophie, al principio lo odio, por que el la desplazo, ya que antes ella era mi única amiga y con la llegada de Wolf quedo aun lado, pero en algún momento cambio su relación, que empezaron a salir juntos y de repente estaba acompañándonos a las cuevas, se que lo ama ya que ella me lo dijo muchas veces antes de partir a la guerra. Marian seco sus lagrimas y a manera de agradecimiento medio un beso en la mejilla y una tierna caricia en el mentón.
No recuerdo cuando regresamos a dormir pero he despertado primero y el carruaje no tarda en detenerse, me alisto para la despedida, voy y rasuro mi rostro ya que tantos días de no hacerlo han dejado una barba algo espesa, los niños guardan todo en las maletas mientras marean me da las gracias por todo lo que ha pasado, de igual manera agradezco los gestos que tuvo conmigo, me despido de cada uno empezando por Víctor después Mariana que algo triste se despide, cuando me encuentro frente de Marian, dije – Fue un gusto conocerte – algo tonto, en ese momento Mariana dice – porque no vienes con nosotros, hay una habitación extra, no es así mama – Marian algo nerviosa – Claro tenemos una habitación de sobra, pero me imagino que aun tienen cosas que hacer, claro es bien venido cuando guste – Víctor se resistió a la idea pero marinan lo callo, asentí con la cabeza – Agradezco mucho la invitación, pero aun hay cosas que tengo que hacer y personas que ver en otra ocasión – Marian rápidamente anota la dirección de su casa en una hoja de papel y me la entrega diciendo – Cuando quieras visitarnos serás bien venido -. Vamos todos a la puerta ayuda a bajar a los niños, las maletas y a Marian, el carruaje empieza su travesía nueva mente, de un salto regreso, marian grita – ¡Cual es tu nombre! – rápidamente y sin pensar respondo –Franco!!-. Aun no estoy seguro por que dije ese nombre pero servirá por el momento hasta que merezca a usar el mió. Seguiré mi viaje.