Esta parte, el Texto 4, es una de las partes que más me dejó con duda. Tal vez por la extrañeza de éste, o a lo mejor porque ahí se pierde mucho el sentido de la realidad. Según el amigo de Santiago, el occiso sufría de claustrofobia, lo cual, creo, aumenta el grado de tensión de esta parte.
Tal pareciera que a partir de este texto el lindero entre la realidad y la fantasía se desbordara, y no quedadra mas que una macabra y oscura locura dentro de la cabeza de Santiago...
Texto 4
Continuamos la carrera, presas de pánico, mientras yo observaba que el pasto continuaba moviéndose en nuestra dirección, y esos horribles ojos rojos reluciendo entre la maleza. Todo indicaba que yo me habia equivocado... Esas horribles bestias aún tenían hambre...
- CORRAN!!! NO DEJEN DE CORRER!!!!!- gritaba desesperado a mis amigos mientras volvía la cabeza constantemente para ver si los habíamos perdido.
Desafortunadamente no...
El bamboleo y los gruñidos continuaban, y aunque yo moría de miedo, noté que no se acercaban. Era como si corrieran para llevarnos a algún lugar en particular.
- Santiago! Rápido! Ahí hay una abertura!!!!- escuché el grito de Yuri y al poco tiempo pude observar que efectivamente había un boquete enmedio del pastizal. Se veía completamente oscuro, y parecía ser muy profundo. Los demás ya se habían lanzado, sólo quedábamos Yuri y yo.- Vamos! Salta! Salta!
Dudé por unos instantes... Y si era demasiado profundo? No me dió mucho tiempo para pensar, pues Yuri me empujó y después se lanzó él. Alcancé a escuchar, mientras caía el grito de Yuri y una extraña carcajada.
El estómago se me achicó por la sensasión de caída. Caía y caía... Hasta que de pronto,mi cuerpo se encontró con una superficie estramadamente lisa...
Un tobogán... Se trataba de un tobogan que me llevaba a no sé dónde... No podía ver absolutamente nada. Era como si la oscuridad se me pegara a los ojos. Toda esa terrible negrura que me rodeaba y lo único que sentía era la fría piedra resbalosa que me ibligaba a deslzarme sin contral alguno.
Pasé varios minutos exactamente igual. La desesperación en mí creció y creció... Quería que terminara, quería que esto llegara a su fin! Si tenía que morir, que pasara ya!!!! POR QUE SEGUIA BAJANDO???
De pronto, por una centésima de segundo dejé de sentir la piedra y casi inmediatamente me golpeé contra el piso. Al no estar preparado para el golpe, los pulmones expulsaron todo el aire. Luché para recuperar el aliento, y cuando por fín pude, me levanté lentamente, moviendo los brazos en todas direcciones para evitar golpearme contra alguna pared o el techo, y así medir de qué tamaño era la cueva en la que me encontraba...
Podía mantenerme sentado... Y las paredes me rodeaban a muy corta distancia una con la otra...
- Hay alguien más aquí?
- grité, aunque sabía perfectamente que era el único en este pequeño cuarto negro.
No me gustan los espacios cerrados... Odio los espacios cerrados... SAQUENME!!!!! SAQUENME!!!!!!!
No podía dejar de gritar... No podía dejar de llorar. Mis manos intentaban desgarrar la dura y plana roca, pero lo único que logré fué arrancarme las uñas.
Mi desesperación aumentó cuando escuché unos ruidos bizarros que pareceían provenir de todas partes... Unas risillas que me pusieron los pelos de punta. Las risillas aumentaban en intensidad... Risillas... Risas... Carcajadas... Risotadas...
Era como si fueran muchos niños que se rieran a mi alrededor...
Fué entonces cuando se me ocurrió una idea...
Traía mi encendedor... Sí... Con eso verñia dénde estaba... Claro, y con eso vería quién se reía de mí, y tal vez podría encontrar alguna salida.
Mis dedos, adoloridos y ensangrentados, buscaron dentro de las bosas del chaleco y encontraron el Zippo que me regaló Elisa en mi cumpleaños. Lo saqué con los dedos temblorosos... Necesitaba ver qué estaba pasando.. Necesitaba ver qué era lo que se reía de mí...
Cuando logré encenderlo, mis ojos tardaron un poco en acostumbrarse a la luz...
Lo que ví me hizo maldecir el momento en que decidí prender el encendedor.
Estaba en un lugar muy encerrado... La piedra no se trataba de piedra, sino de pedazos de hueso unidos y lijados... Algunos cráneos resaltaban de las paredes (Copsa que creí que eran piedras...), yu me miraban con sus ojos huecos.
Era un espectáculo terrible y no pude evitar que se me revolviera el estómago al ver que varios de los cráneos aún tenían pedazos de carne pegada.
Miré a mi alrededor... y ví otro boquete en el piso...
No me importaba si este boquete me mataba... Tenía que salir de aquí... No me gustan los espacios cerrados... No me gustan....
Las risillas parecían venir de ese agujero... Tampoco me importaba...
Me lanzé al boquete y todo se volvió a poner negro. Las risas parecían pasar justo al lado mío.
La caída no duró mucho tiempo, y caí al suelo, sacándome otra vez el aire... Con la diferencia de que esta vez estaba iluminado...
Me encontraba, al parecer, en el vestíbulo de una casa muy grande... O tal vez sería la mansión?
Ahí estaban mis amigos, sentados en la escalera, todos con los ojos muy abiertos, muertos de miedo...
- Qué fué lo que ocurrió?- Preguntó Manuel con el rostro líbido- No se ni cómo llegué aquí... No sé nada, no entiendo nada de lo que está pasando.
- Calma... Tiene que haber ua explicación lógica para esto- dijo Marcos con un hilillo de voz
- Dónde está Sebas? A dóndese metió?- inquiría Elisa- Yo ví que Sebas iba detrás de nosotros... YO VI QUE IBA DETRAS DE NOSOTROS!!!!
Rompió en llanto. Yo me acerqué lentamente hacia ellos y me senté al lado de mi novia y la abracé.
- Al menos estamos a salvo dentro de esta extraña mansión- dije casi en un susurro- No creo que esas bestias entren aquí...
Pero lo que no sabía era que nuestra pesadilla apenas comenzaba, y que las bestias del pasto no eran a lo que en verdad debíamos temer... No sabía que la Mansión nos tenía preparada una sorpresa que literalmente nos mataría de miedo...