Fecha: 20/05/21
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Hoy estuve bastante tiempo por la ciudad, deambulando sin rumbo nuevamente, tratando por algún absurdo medio moldearme a las costumbres de las personas normales, al principio no se por qué lo estaba haciendo, solamente sentía que debía buscar algo pero nunca lo encontré.
Lo que si encontré y en su mayoría, fue a gente feliz con su trabajo, gente a gusto con su ciudad y su forma de vida, personas sin preocupaciones, adultos y jóvenes por igual, para ellos nada había ocurrido, para ellos, todo era como siempre había sido o incluso mejor, acaso ya mencione que todas las personas ya no se preocupan por las enfermedades?
Los grupos de jóvenes que se reúnen en las plazas, centros comerciales o parques, algunos por diversión, otros para realizar alguna actividad del colegio, otros por trabajo incluso y otros para drogarse, así es, de cualquier forma la sociedad ya no tiene el deber de reprimirlos, ahora son inmunes a cualquier posible daño cerebral, bendita tecnología. Que raro, soy un joven como ellos, pero a diferencia de los de mi edad, yo no siento que ya lo sepa todo en este mundo y por alguna razón eso no me reconforta pero también me alienta a querer ser diferente y querer buscar una mejor y autentica forma de ser y pensar, me da igual si para ello tengo que caminar a solas por el resto de mi vida.
Ahora que he avanzo mas y mas en el diario de mi padre, me doy cuenta de que el pensaba igual y resulta bastante curioso, tal ves si soy igual a el después de todo.
Pero creo que el estaba en circunstancias diferentes a las mías, para empezar, mi madre y mis amigos son cazados a diario, yo por el contrario no puedo estar con ellos o con los demás por que me estaría colocando en un peligro innecesario, eso es lo que todos dicen, - Javier, tu tienes suerte, tu padre ha salvado a varios de nosotros de esta maldición, tu no tienes que estar escondiéndote con nosotros – no soy ingenuo, se que esto es lo mejor para mi, al menos puedo asistir al colegio y fingir ser una persona normal, pero comienzo a fastidiarme de viajar día con día fuera y dentro de la ciudad.
No se como dar a entender esta situación, dentro de la ciudad puedo estar en relativa calma al no ser perseguido con fines tecnológicos, pero estoy terriblemente solo, pero si estoy con mi familia ellos mismos me rechazan por no ser como ellos, eso es lo que siento, me tratan con la indulgencia de un invitado, contando los minutos para que yo me marche.
Varias veces he tratado de convencer a mi madre de que me acompañe a la ciudad y que viva conmigo, ella dice que es muy arriesgado y que tarde o temprano terminaría apresada, creo que no puedo pedirle que se arriesgue de ese modo, así que ella y los demás permanecen en un pequeño poblado a kilómetros de distancia de la ciudad principal, la cual ha sido llamada como el “nuevo distrito” y el pequeño poblado en donde mamá se queda tiene el nombre de “La pequeña Puebla”, mamá dice que es como se vivía hace ya casi 100 años, sin electricidad y sin servicios potables, pero que por lo mismo, es un lugar que ya ha sido descartado de las búsquedas de los recolectores.
Pero siempre la extraño, esta casa no me gusta del todo, Fátima y Fernando son excelentes personas, por lo que se, eran viejos conocidos de mi padre, quien al dejarles la casa no dudaron en darme sustento, para ellos mis padres están muertos, aunque son buenas personas han caído en los engaños del gobierno y de las naciones unidas y están al tanto de los infectados para poder reportarlos de inmediato. Yo llegue a ellos cuando cumplí los 11 años, con mochila en hombros y les comente que antes de morir, mi padre me comento de la casa y de sus actuales dueños, aun hoy los detalles de su muerte son un misterio para ellos y con el tiempo sus insistencias desaparecieron, incluso algunas veces me llaman hijo, también hermano, tengo una hermana adoptiva por igual, su nombre es Miriam, ella tenía 5 años cuando yo llegue a este hogar, por lo que casi no recuerda como llegue aquí en primer lugar y por ello le resulto mas fácil acostumbrarse a mi.
Así ha sido desde 9 años y un poco más, vivo una doble vida, Fátima y Fernando quieren que termine mis estudios y que me convierta en alguien importante algún día, pero ese es sueño de ellos, yo se que hay mas haya afuera y que existen más cosas en este mundo de los que ellos nunca podrán imaginar, de hecho, creo que es por eso que no socializo demasiado con la gente, en la escuela me tachan de antisocial, los pocos que me conocen dicen aceptarme, pero aun para ellos guardo muchos secretos.
Apuesto a que papá no se imaginaba esto aquella noche.
Con la muerte de mi padre, se rompería una maldición de más de 2000 años, no mas vampiros o licántropos, ya no existirían hijos del señor de la oscuridad, aun no logro entender la ultima frase. Pero regresando a mi padre, el tuvo razón, los contagios por mordida en ambas especies ya no se podía dar, esto afecto más a la sociedad de los vampiros, aunque de igual forma con nosotros, como es mi caso, aquellos nacidos de dos lobos ya no serian engendrados con la sangre original, es por eso que soy un humano común y corriente y detesto serlo.
Para aquellos que han quedado como Michelle, Martha, mi mamá y los demás no hubo cambio alguno en sus organismos, pero debido a que ninguna de las familias puede crecer por si sola nuestros números disminuyen con cada día que pasa.
Por ahora me tengo que ir, se me hace tarde para entrar a clases, aunque realmente no me importa, tal ves me desvié en el camino y me pierda de nueva cuenta por la ciudad antes de salir de ella para reunirme con mi madre…