Autor Tema: El Granjero y el Lobo  (Leído 4380 veces)

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El Granjero y el Lobo
« en: Julio 01, 2006, 12:54:39 am »
El Granjero y el lobo

Una mañana como cualquiera. El sol salía por el horizonte como todos los días, el gallo cantó como siempre, los caballos relicharon como de costumbre, y Ludwig se levantó como era casi todos los días de sus 26 años... con muy pocas energías. No le gustaba mucho tener que pararse a las 5 de la mañana y ponerse a trabajar, pero en esa granja había una magia muy especial... Era la granja que le regaló su abuelo.

Ludwig había nacido en Berlín, en el día 23 de noviembre del año 1922 en el seno de una familia muy pobre. Siempre dijeron que sería el "niño que sacaría a la familia Eîndershoven de su larga mala racha de infortunios", pero mientras fué creciendo, pareció que iba a ser justo como toda su familia. Un tipo con mala suerte para todo lo relacionado con la vida misma. Era alto, muy delgado... Mejor dicho raquítico, de cabello castaño y rebelde que nunca se dejaba peinar, unos ojos de un azul profundo, que contrastaban con la blancura lechosa de su piel. Manos grandes, con dedos largos, que fueron la más grande esperanza de su familia, puesto que dècían que podría llegar a ser un gran pianista, cosa que resultó en un fiasco, porque nunca pudo tocar nada... Las facciones de su cara era finas, pero tenía la gran nariz de bola de su padre, y las cejas juntas de su madre, aunado con esa mirada taciturna que siempre denotaba flojera e impasividad... como si no le importara nada.

Siempre fué un niño solitario e introvertido. En la escuela nadie lo quería por ser "raro". No le gustaba la compañía de la gente. Le encantaba siempre escabullirse de la vista de todos yendo a su "lugar secreto", que era la azotea de su colegio. Claro, siempre lo hacía sin que lo viera el prefecto o el director, porque si no le daban una buena sarta de tundas que lo dejaban muy mallugado, ya que era de piel muy sensible. Había algo que le gustaba hacer, y eso era ecribir poemas de amor. Siempre en su interior fué un romántico empedernido enamorado del amor, pero su propia timidez y su personalidad introvertida y huraña le impidieron socializar con las mujeres y éstas parecían odiarle, porque cuando pasaba por los largos pasillo de su escuela le hacían burla, se mofaban de sus pantalones raídos de la parte de abajo, de su saco viejo y un poco roto, de las camisas que le quedaban cortas porque no había dinero para comprar nuevas y de su corbata sucia, manchada por las marcas de sangre que quedaban por las golpizas que le daban sus compañeros de salón. Era un niño bastante incomprendido, solitario, gris y triste que vagaba como un fantasma por la escuela, esperando y rezando por salir vivo de este suplicio. Eso era diario, y las golpizas sucedían con bastante periodicidad. Pero ya estaba acostumbrado, aparte que no sentía tanto dolor porque su mente imaginativa viajaba a otro mundo. Un mundo donde era feliz, en el cual sus padres eran adinerados y vivían en una mansión llena de lujos y comodidades. Un lugar donde el hambre no existía, y siempre había comida en la mesa. Donde los largos periodos de comer habichuelas y judías porque no había dinero suficiente para comprar otra cosa era sólo una leyenda. Donde sus hermanos no habían muerto, y donde tenía un perro que siempre jugaba con él, ladrando y meneando la cola.

Pero la realidad era otra.

En efecto, sus 3 hermanos, Rudy, Hilda, y Gêorg, habían muerto cuando Ludwig tenía 13 años. Fué en invierno, un invierno que fué particularmente más frío que ninguno de los anteriores que habían sucedido en Berlín hacía muchos años. Los encontraron muertos mientras dormían. Estaban azules y se abrazaban para poder mantener inútilmente el calor. Pequeños trozos de hielo en su piel reflejaban el sol y copos de nieve se atoraron en sus cabellos. Parecían estar dormidos...

Su madre murió de tristeza en unos cuantos meses y su padre, por desesperación al ver que su familia estaba muerta, con excepción de Ludwig, entró en un círculo vicioso de alcohol y prostitutas que hizo que se enfermara de gravedad de cirrosis y de chancro.

Fué entonces cuando intervno su abuelo...

Era el padre de su madre. No era rico tampoco, pero tenía bajo su control unas cuantas hectáreas de cebada y pocas cabezas de ganado.
Se lo llevó a la granja y lo puso a trabajr con él.
Su abuelo siempre fué un hombre muy serio, comprometido por completo a su granja y a sus negocios con las empresas cerveceras que compraban su producto a un precio competitivo. Sus arrugas estaban muy marcadas, y parecían grandes grietas en su piel, la cual estaba tostada por el sol. Su expresión era siempre enojada, con el ceño fruncido. Sus manos era muy ásperas por el duro trabajo diario de mantener una granja y no era hombre de muchas palabras, pero cuando las decía iempre era para algo extremadamente importante. Ludwig sentía que lo quería, pero él nunca le dijo nunca eso. Siempre lo despertaba con un balde de agua y trabajban de sol a sombra plantando, cuidando y luego después de unos meses, cegando la cebada.

Cuando el muchacho cumplió 19 años, su abuelo enfermó del corazón. Los doctores del pequeño poblado le ordenaron que no hiciera labores pesadas, y recomendaron que contrara a alguien para que ayudara a Ludwig y se encargara de las entregas y ventas de su granja. El señor respondió de forma cortante:

" Mi nieto puede solo Doctor, él no necesita de nadie. Nein! Que trabaje él solo y se gane su comida con sudor como lo he hecho yo desde hace 50 años!"

A los 3 años después de eso su abuelo murió, y Ludwig heredó la granja.

Ahora él vivía totalmente solo en ese lugar... Pero no importaba, le gustaba y trabajr le quitaba ese sentimiento de tristeza y soledad que lo embargaban en las noches al ver su cama vacía...

Ese día, el hombre visitó a sus cabezas de ganado, quienes habían estado muy silenciosas esa mañana, y con horror encontró que una de ellas estaba muerta... Parecía que había sido atacada por algún animal, puesto qu había unas marcas de mordeduras en su cuello y patas, y si vientre estaba completamente abierto, con las visceras regadas por todo el lugar. Había trozos de la piel de la vaca que habían desaparecido, dejando ver las costillas del animal. Sus ojos también habían desaparecido y su legua estaba arrancada.

- Pero qué pudo haber sido esto?- se preguntó con incertidumbre- Habrá sido acaso un lobo? Nein, no creo que sea... Pero estas mordidas parecen decirme lo contrario...

Decidió entonces quedarse en la noche en el establo y vigilar de cerca, y si en serio era un lobo, lo mataría...

Sacó el cadaver como pudo y lo enterró al lado del granero viejo y apolillado. Y cuando regresó para comenzar con sus labores cotidianas, observó algo que lo dejó petrificado.

Una mujer desnuda corría desesperada, lanzando gritos de pánico mientras un lobo la perseguía soltando vaho por el hocico y mostrando todos sus afilados colmillos en una sonrisa macabra y mortal. Se abalanzó sobre ella y logró derribarla. La mujer soltó un alarido de terror.

Ludwig reaccionó con rapidez y tomó la escopeta que tenía recargada fuera del graner. La había dejado ahí unos minutos antes para cerciorarse de que si volvía el lobo lo mataría. Apuntó y disparó. La bala se incrustó en el costado del animal, y con un chillido, cayó desplomado al suelo, mientras las heridas sangraban copiosamente. La mujer se volvió hacia el cuerpo inerte y de vuelta al mobre, quien aún no bajaba el arma, que soltaba humo por el disparo.

- Se encuentra bien, señorita?- preguntó mientras bajaba el arma y se acercaba a la mujer. Esta habló en un idioma incomprensible para él... Parecía una combinación entre francés, italiano, español y portugués, y él no conocía otro idioma mas que el suyo propio.

La mujer era muy hermosa, de facciones muy finas. Su piel era trigueña y su cuerpo era curvilíneo, sin ser voluptuoso. Sus senos eran pequeños, su vientre plano sus caderas anchas y bien formadas. Su cabello negro azabache reflejaba el sol matutino con colores azulados, y tenía unos hermosos ojos de color aceituna que tenían chispa de una gran inteligencia.

- No comprendo nada de lo que dice señorita- dijo confundido- Qué hace aqui?

La mujer pareció comprender un poco y cambió a su idioma, era muy rudimentario, pero pudo comprender lo siguente.

- Perdón... Lobos... asustada.. salvar usted vida mía... yo compenso... Mi nombre ser Illyana...

La muer se tapó pudorosamente sus senos y entrepierna, sin poder evitar que sus mejillas se sonrojaran.

Ludwig hizo una mueca. No estaba interesado en aprovecharse de una mujer indefensa y desnuda, así que caminó hacia ella y le puso su chaqueta de piel de bovino para que se cubriera.

- De dónde eres?

- Soy gitana... Yo no tengo lugar...

Ahora que lo pensaba, sí podía encontrarle utilidad. Hacía mucho que estaba ya cansado de estar trabajando solo en la granja, y una mano extra no le vendría nada mal... Aunque... estaría bien confiar en una gitana? Los gitanos siempre fueron acusados de ladrones... Qué podría robarle si no tenía nada de valor?

- Tienes lugar a dónde ir?

- No...

- Te ofrezco entonces que lo hagas aquí. Trabajarás para mí y te ofreceré un techo en el granero y pan en la mesa. Es un trabajo duro, pero es buen trabajo...

La mujer tardó unos cuantos segudos. Parcía que estaba procesando cada una de las palabras del granjero con calma. Cuando comprendi`´o, o pareció comprender, abrió los ojos y lo miró con sorpresa.

- Usted... Ofrecer trabajo a Illyana?

- Sí

La gitana no pudo contener su emoción y lo abrazó con fuerza del cuello mientras decía palabaras en su extraña lengua. Ludwig se quedó pasmado ante este acto. Era la primera mujer que lo abrazaba en su vida.

Pasaron varios meses, y el granjero y la gitana fueron acercándose más y más hasta que ninguno de los dos pudo aguantar y terminaron formando una pareja. Ludwig estaba feliz, al igual que Illyana. Al parecer el lobo que había matado cuando la conoció había sido el causante de la muerte de la vaca, porque no volvió a pasar.

Luswig amaba a Illyana con locura, estaba perdidamente enamorado de ella, y trabajaba duro por lograr hacer que la granja avanzara y que ella pudiera vivir feliz y cómoda. La gitana hacía lo mismo por su parte y siempre resultaba que la cebada iba mejorando en calidad y en cantidad. Las cerveceras se interesaron mucho en la granja y terminó en una gigantesca productora de cebada que vendía a todas las grandes empresas de cerveza el país. Ludwig no podía creer su buena suerte y pisió matrimonio a Illyana un 26 de marzo, cuando ella cumplió 25 años. El ya tenía 30 cuando eso ocurrió...

Pasaron los meses, y un mes antes de la boda los ataques a las cabezas de ganado y a los trabajadores que laboraban en la granja comenzaron. Decían que un inmenso lobo negro atacaba en la noche, seguido de un lobo blanco. Estos dos lobos sanguinarios destrozaban los cuerpos  y dejaban las visceras desparramadas por el suelo.
Ludwig estaba desesperado, necesitaba con urgencia librarse de esos malditos lobos, y los mataría él mismo si fuera necesario...

Una noche de luna llena, esperó fuera del establo con escopeta en mano. Esperó y esperó... Hasta que dos siluetas cuadrúpedas entraron en el territorio.
Justo como sus trabajadores decían... Eran un lobo inmenso de color negro, y otro de color blanco, quienes se acercaban con rapidez al establo.

Ludwig preparó el arma y apuntó al negro... Dispaó y cuando el estruendo cesó, el cuerpo del inmeso lobo se desplomó en el piso. El lobo blanco brincó a un lado y gruñó, pero en cuanto Ludwig salió, pareció calmarse... y sus ojos aceitunados se clavaron en los de él...

- Esos ojos se me hacen muy conocidos...

En ese momento salieron los trabajadores de sus escondites y atacaron al lobo con piedras, pistolas y machetes. El animal dió la vuelta y corrió hacia las afueras, pero un dispro le pegó en el costado y dejó una marca de sangre mientras se alejaba con rapidez y se perdía entre la maleza del bosque.
Los hombre soltaron gritos de alegría y bailaron alrededor del cadaver del lobo negro mientras le escupían y clavaban sus armas en su cuerpo inerte... Pero Ludwig corrió detrás del otro lobo... Había algo en é, algo en ese animal, algo que lo hacía tener un espasmo de miedo en su interior... Esos ojos se parecían a los de...

Encontró al lobo tirado mientras gemía agonizante en un pequeño claro del bosque. El granjero se acercó y se arrodilló a su lado.

- No te atrevas a morir...

El animal sólo volvió sus ojos para verlo y una lágrima corrió por su hocico blanco. El cuerpo del lobo comenzó a cambiar y se transformó en humano... en el cuerpo de Illyana...

- Qué??? Cómo es esto??? Illyana? Qué pasa???

- Amor mío... discúlpame...- dijo mientas las lágrimas recorrián sus mejillas y una mueca de dolor maracaba su rostro- Yo soy una de las protectoras de este bosque... y nuestra granja era una amenaza para él... El lobo negro que mataste se llamaba Fenrir, era mi hermano... Yo intenté detenerlo, te lo juro, pero las matanzas siguieron y llegó un momento en el que ya no supe qué hacer... Perdóname, Ludwig, perdóname por favor...

- Guarda tus fuerzas!!! No hables!!!- Ludwig lloraba, porque sabía que esas heridas no podían curarse... ella moriría irremediablemente...

- Quiero que sepas mi veradero nombre antes de partir... No quiero ya guardarte ningún secreto... Mi nombre es Freiyja... Te amo... Nunca lo olvides...

La mujer soltó su último suspiro y su cabeza se fué hacia atrás. Ludwig soltó un alarido de dolor y desesperación. Nunca habría imaginado que su gran amor fuera una diosa de los bosques, que se enamoraría de una lba con piel de mujer...

Pasaron muchos años...Ludwig nunca se volvió a casar... y ahora por fín tengo la oportunidad de contar esa vieja histoia, mi historia, la historia de cómo perdí al gran amor de mi vida.

Un consejo para todos ustedes, mis amigos... S aman de verdad,  nunca oculten secretos, porque si lo hacen, nunca sabrán si su pareja puede comprender y amarlos más. Freiyja guardó ese secreto hasta el día de su muerte... sin tan sólolo hubiese sabido, no habría ampliado tanto la granja... Pero ahora no hay nada que pueda hacer mas que respetar su recuerdo y proteger este bosque con mi vida... porque se lo prometí a mi mujer...