El sollozo de Sigfried pronto se convirtió en llanto, por ello escondería la cara entre sus brazos mientras apoyaba estos sobre las rodillas y permanecía oculto y aparragado para que el intruso no invadiera su espacio, el caballero se percato de ello y se detendría a una distancia aproximada de tres metros, luego bajaría la mirada como si buscara algo que hubiese extraviado en el crecido pasto.
- Oh! Perdona, no me fije que había alguien más aquí, ando buscando un medallón e imagino que me encontraba por aquí antes de extraviarlo, tal vez tú podrías notificarme si has tenido oportunidad de verlo, es un medallón plateado con un rubí verde al centro… -
El joven Sigfried trato de controlarse y de responder de manera lo suficientemente tajante como para que el individuo se alejara de ahí lo más pronto posible.
- No, ahora váyase… -
- Vaya, es una lastima, representaba la promesa de una reina, pero al igual que con todo lo demás, no debemos apegarnos demasiado a las cosas o si…?
El pequeño Sigfried enjuago sus ojos y aspiro por la nariz para que tratar de limpiarla y poder hablar con más claridad, también había dejado de llorar pero ahora sus ojos se encontraban enrojecidos por las lagrimas, el caballero pudo notar que obtuvo la atención del pequeño y motivo por el cual lanzó el comentario, ahora se encontraba a la expectativa de lo que el joven pudiera contestar mientras disimulaba admirar las copas de los árboles y la forma de algunas nubes que surcaban los cielos, sin embargo Sigfried no dijo nada, para sorpresa del caballero y fue cuando pensó en que tal vez no había dado en el punto correcto después de todo.
- Tremenda fiesta la que se desato anoche, no puedo hacer más que suponer o imaginarlo ya que de cualquier forma estaba prácticamente inconciente, me sorprende encontrar a alguien despierto además de mi y un viejo herrero…
Todo lo que el caballero manifestaba era ignorado pero sin embargo estaba presente el indicio de que al joven Sigfried ya no parecía incomodarle la presencia del viajero, lo que subconscientemente demostró al descubrir el rostro para admirar el caudal del arroyo mientras ahora postraba la barbilla sobre los antebrazos cruzados, el caballero entonces acortaría la distancia entre ellos.
- Hablando del herrero, gracias a él pude enterarme de la gran tradición que guarda este pueblo y es en verdad fascinante, no cabe la menor duda por ningún lado del por qué de la gran fiesta que se prepara para ellos y que sin embargo resulta ser tan poco en honor a la labor de tan entregados hombres por sus familias y por el pueblo… -
Este ultimo comentario en particular resulto en una gran inquietud al animo del pequeño, ahora de rostro enfurecido y quien con toda soltura respondería amenazadoramente al sujeto que al parecer no sabía en lo mas mínimo de lo que estaba hablando.
- Usted no sabe de lo que habla! Ellos no se preocupan por el pueblo! Y mucho menos por sus familias o sus hijos! Usted es un ignorante! –
El viajero no sintió conmoción por la explosión repentina del muchacho que hacía unos instantes no podía contener el llanto, pero comprendía perfectamente que lo que había dicho logro tocar un punto débil en la mente del joven, el caballero supo entonces que con lo dicho anteriormente logro deducir una gran pista sobre la pesadumbre de Sigfried, por lo mismo debía de ser más cuidadoso y no empeorar la situación en la que se encontraba ahora, que era la de agitador, ahora entraba en juego una armonía invisible entre la mente y la vista para determinar cualquier otro indicio que diera la pauta para el siguiente comentario, entonces pudo notarlo, un brazalete en la muñeca izquierda, por las incrustaciones de acero, los detalles grabados en cuero e incluso, el mismo cuero, estaba claro que no era un objeto que fuera uno de los productos de esta clase de pueblo, el más cercano en donde se podrían conseguir tales artículos se encontraba a más de 60 noches de distancia, lo mas importante era que el accesorio no presentaba desgaste por uso ya que las fibras internas del cuero aun eran blancuzcas, por lo cual la primera deducción era que aquel brazalete era un regalo reciente y la segunda que no podía ser inherente a la primera, era que sin duda el padre del joven era uno de los viajantes.
- Disculpa, en verdad que no sabía lo que estaba diciendo hace un momento, solo trataba de distraerme de una gran perdida, veras, ese medallón no solamente fue el regalo de una reina, sino que aquel había pertenecido a mi padre quien falleciera en el campo miles de millas lejos de donde mi madre estaba dando a mi alumbramiento… -
No todo lo que dijo fue mentira, por supuesto, el medallón nunca existió, pero la remembranza del pasado de sus padres de igual forma puso al caballero en una situación delicada, todo con tal de congeniar con el pequeño que ahora se encontraba a solo unos pasos de él. Sigfried por su parte logro comprender el mensaje entre líneas y poco a poco comenzaría su propia historia para compartirla con el viajero, aun sin saber el por qué de hacerlo realmente.
- Y como es que no estas triste por perder algo tan importante? Debiste extrañarlo todo el tiempo…
- Y así fue, pero siempre vivió en mis pensamientos y en el cariño de la gente que logro convivir con él mientras estuviera con vida.
Sigfried ahora coloco la palma derecha sobre el brazalete de cuero, la ultima prueba que confirmaba la razón de la molestia del joven para el caballero, quien ahora opto por sentarse cómodamente sobre del crecido pasto y con la misma mirada distraída que el pequeño sigfried, se dispondría a contemplar el hipnótico cause del arroyo.
- Creo que… sabes a que me refiero…
- Si mi papá me quisiera en verdad, no diría mentiras…
- A veces uno no ve más haya de los motivos de las personas para tener que decirlas, pero de igual forma hacen daño al no ser sinceras.
- Papá dijo que ya no haría mas viajes, ya esta cansado, lo puedo ver en cada ocasión, ya no juega conmigo ya casi no platica con mamá y creo que ya no nos quiere…
El caballero recordó entonces uno de tantos comentarios del viejo herrero, “este pueblo estaría perdido, sino fuera por el grupo de viajeros y de su líder, Arthur”, era muy pronto para sacar nuevas conclusiones, el caballero ya sabía que se trataba de uno de los viajeros, sin embargo solo podía sospechar de la relación de Arthur con el pequeño, puesto que aun no conocía su nombre, pero que el viejo herrero de igual forma le haría recordar, “Ese Arthur es un buen hombre y dios lo bendijo con un hijo que sin duda, seguirá los pasos de él en un futuro cercano, si, todos esperan eso del pequeño Sig…”, ahora solo quedaba basar esas sospechas en algo verdadero de tal forma que el caballero se presentaría ante el joven.
- Que se encuentre cansado y sea un hombre de pocas palabras no quiere decir que él ya no los quiera a ti y a tu mamá por igual, solo que creo, que con estos viajes les demuestra que más importante que lo que a él pudiera pasarle, primero quiere estar seguro de que les dejara un futuro seguro en donde ambos podrán vivir tranquilos y eso ahora es lo que le da fuerzas para continuar con esos viajes, ya que no le importa nada más que ver a sus seres queridos sin ninguna posible preocupación, que acaso eso no es suficiente sacrificio? Yo diría que si, lo es, pero que no lo cambiara por nada ya que esa es la forma en que ha decidió luchar por aquello que ama… sin embargo, eso es únicamente lo que yo creo, mi nombre es Drake…
El joven se levanto de su lugar y enjuago las lágrimas, ahora ya no se percibía ningún dejo de enojo o tristeza en sus ojos y por el contrario ahora sonreía, aunque disimuladamente, miro al viajero que aun guardaba la calma y ahora formaba una viera con la palma de su mano para poder distinguir el rostro del pequeño ya que la luz del sol pegaba en su espalda y se reflectaba a los costados. El pequeño estiro la mano y saludo al caballero.
- Mi nombre es Sigfried, pero todos me dicen Sig., si me disculpa, tengo que ir a ver a mi papá, prometí ayudarle a cotar leña para el invierno –
El caballero no declino la oferta, se puso de pie de inmediato y estrecharía la mano del joven, quien sin duda, maduraba más rápido que lo que sus travesuras en meterlo en problemas.
- Bueno Sig, siempre es un gusto tener a alguien con quien conversar, supongo que nos estaremos viendo por unos cuantos días, ya que tendré que ofrecerle mis servicios al dueño de la mesón, ya que no tengo como pagarle por todo lo que ha hecho por mi, pero que eso ultimo quede en secreto si? –
Sigfried soltó una carcajada y soltó al viajero, enjuagaría por una ocasión más sus ojos y limpiaría los remanentes en la nariz, se despidió y correría tan rápido como sus pies se lo permitieron, a lo lejos en una colina estaba la choza de Sig. a las afueras se encontraba su madre, quien presencio todo lo ocurrido y aun sin saber lo que ambos platicaron supo por la expresión de su hijo en el rostro que ya había llorado todo lo que tenia que llorar y se lo debía a las palabras del misterioso viajero, la agradecida madre espero a que su hijo llegara con ella para abrazarlo y los sostuvo en brazos mientras Sigfried se aferraba con fuerzas a su madre, el impulso fue tal que por un momento la mujer imagino que ambos caerían y que resultaría en un incidente chusco, pero pudo guardar la compostura y mientras abrazaba la pequeña espalda de su hijo, saludaba y agradecía profundamente al caballero a lo lejos y este de igual forma devolvería el afectuoso saludo lo mas discreto posible.
Después de unos momentos el caballero daría la media vuelta para dirigirse a la mesón en donde era su obligación ofrecer sus servicios en orden para poder pagar las atenciones con las que había sido recibido.