Pues sí, no estoy diciendo que esté mal, pero hay algo que no me está checando en que toooodas las instituciones de educación y cultura de nuestra entretenida nación se anden peleando por llevarlo a sus instalaciones para hacerle la barba descaradamente.
¿Y por qué?
En el libro de cuentos El orgasmógrafo de Enrique Serna hay un cuentito llamado "Tesoro viviente" sobre una maestra francesa que quiere ser escritora pero que está atrapada en un bloqueo total (su trabajo no le gusta, sus amigos intelectuales por cuales cada vez más los va considerando como una manga de inútiles, sólo ha escrito 7 cuartillas de la novela con la que tomará por asalto las cumbres de la literatura y la inmortalidá), entonces una amiga suya le da un tip para ganar una beca para que escriba sobre la literatura de una república bananera africana francófona llamada Tekedongo.
Gana la beca, se va a susodicho país y allí se la pasa chiiido: aprende de las costumbres del lugar, conoce un poco de la vida nocturna de la capital, se liga al chavo que contrató para que le enseñara las lenguas nativas, pero hay algo que la desconcierta.
Ella no conoce nada de la literatura de Tekedongo, ni siquiera que existiera, pero lo primero que ve al llegar a la capital es un enorme espectacular en francés que anuncia el nuevo libro de un escritor, mismo que es presentado como "tesoro viviente". Cuando pregunta qué es un tesoro viviente le informan que es un título que adquieren los escritores del país. Cada tesoro viviente cede las regalías de sus obras al Estado y éste a cambio le da una beca vitalicia para que pueda crear su obra despreocupadamente.
La televisón del Estado bombardea a la población con programas en los que los tesoros vivientes disertan, opinan, exponen y hablan de sus obras, pero la poca población que sabe leer está más apurada por leer de deportes o de chismes que las obras de sus tesores vivientes, y aparte se topa con el problema de que las obras de los tesoros vivientes no se pueden leer porque nunca hay ejemplares de sus obras.
¿Qué pasó? Uno de los tesoros vivientes explica una de las causas de la situación al final:
"Acabamos con el analfabetismo, nuestras obras fueron repartidas entre la población, pero nuestra gente en lugar de leerlas las puso en un altar y les empezó a rezar..."
Veo cierto parecido con nuestra situación, se le rinde demasiado culto a los escritores en este país, le asignamos un valor más místico que práctico al hecho de cultivarse, y por lo tanto quienes escriben aquí son considerados más entidades divinas que gente que puede y debe debatirse.
No sé cómo la vean.