Empezó Lupita Loaeza:
"Muy bien. Nos vemos en el Balmoral el viernes 21 de julio" , concertamos antes de colgar. La llamada se dio un lunes, es decir que durante tres días, me estuve preguntando, entre divertida e intrigada, cuál sería realmente la razón de nuestro encuentro.
Nos saludamos, él, con una sonrisa forzada y yo, intimidada, pero eso sí, muy educada. No acababa de pedirle al capi un poco de café, cuando a boca de jarro me pregunta Ugalde: "¿De veras crees que hubo fraude?". Lo miré con sorpresa. "No uno, sino tres: antes, durante y después de las elecciones" , le dije mirándolo derechito a los ojos. A partir de ese momento, me temo que empezó nuestro desencuentro de un supuesto encuentro que nunca se dio.
Ugalde me escuchaba sin escucharme. Varias veces me percaté que mientras hablaba, miraba hacia otro lado, evitando verme a los ojos. "Entonces. ¿para qué me invitó?" , me preguntaba cuando en realidad debí de habérselo preguntado a él. No me atreví.
No, Luis Carlos Ugalde, en esos momentos, no se comportaba con cortesía. Su frialdad me inhibía. Era evidente que no le importaba lo que le decía. Tal vez en su fuero interno también él se preguntaba por qué diablos me había invitado a desayunar.
"Guadalupe, yo no tengo un botón rojo en mi oficina que me permita parar de inmediato la propaganda que contratan para la televisión" , me dijo un poco rijoso.
Por un momento tuve ganas de preguntarle a qué horas solía despertarse él los domingos, ya que le había parecido tan excepcional que lo hubieran hecho los responsables de casilla, pero no me atreví.
La distancia que marcaba su lenguaje corporal no permitía la mínima cercanía.
Estaba yo intentando de disfrutar mi papaya con yogurt cuando de pronto dijo: "Oye, Guadalupe, te invité a desayunar porque quiero aclararte que Felipe Calderón no fue testigo de mi boda. La que fue testigo por parte de mi ex mujer fue Margarita Zavala, su esposa."
“¿Te gustaría que hiciera una rectificación en mi próximo texto?" , le pregunté entre cándida y maliciosa. No recuerdo qué me contestó. A lo mejor no me respondió nada.
De lo que sí me acuerdo es de que ya quería que se acabara el desayuno. Ya me quería ir a mi casa.
Al salir del hotel Presidente Intercontinental, tenía un pésimo sabor de boca... Después de ese desayuno, me explico tantas cosas...
Una compañera continuó:
…Y después, me tomó en sus brazos y me hizo suya…
Y un camarada completó:
"¿De veras crees que hubo fraude?". Lo miré con sorpresa. "No uno, sino tres: antes, durante y después de las elecciones" , le dije mirándolo derechito a los ojos.
" Crees que soy un Mal Funcionario Lupita??".
" Por supuesto... alguien que no llega a nada y no dice
nada sensato"
" Que bueno Lupita, que pensemos lo mismo uno del otro"
Gócenlo.
RTM Mostrencxs