Haciendo la ola con Hayao Miyazaki

Mostrenco writes, «Una serie viejita, pero bonita, se estuvo transmitiendo por un canal de televisión medio local… y descubrirla es encontrar un tesoro enterrado. «

Tiempo hubo en que este escribiente era un “protootaku”, es decir, un otaku en estado embrionario, y durante cierta ida a Mostrenco Motherland (entiéndase Torreón, Coahuila) me topé con que la casa de los tíos donde nos quedamos alojamos tenía sistema de cable, en el cual, existía un canal que sería con tiempo invocado con reverencia y nostalgia: me refiero a Cablekin. El susodicho canal transmitía series animadas buenas (en extremo), bonitas (mucho) y baratas (ya algo viejonas). De esas animaciones había excelentes series de anime como “Laura, la niña de la pradera”, “Poline”, “Ulises 23” y muchas otras. Pero de ese grupo la que más me llamó la atención fue una serie que conocí merced a la Anime Web Encyclopedia; en este sitio de internet venía un listado de muchas series, películas y OVAs de mediados de los 70 hasta la actualidad de ese entonces (hablamos de 1995). Me estoy refiriendo obviamente a “Mirai Shounen Conan”, que en buen romance significaría “Conan, el niño del futuro”,

La serie fue de las primeras en que el equipo creativo de lo que después sería Ghibli trabajaría junto, con Hayao Miyazaki (poneros de pie, perros) a la cabeza. Este grupo lograría adaptar una novelita llamada “The incredible tide”, escrita por Alexander Key, en un culebrón de 26 capítulos de una hora cada uno. El resultado fue brutal. Animerica menciona esta serie dentro de las 25 mejores series de anime de historia, y no se equivocan al hacer esta declaración. Don Hayao, después de declarar la independencia de Ghibli y tremolar la bandera del totoro sobre sus oficinas, retomaría la premisa de “Conan…” para la realización de “Lapyuta, castle in the sky”.

Ya entrando en materia, “Conan…” trata de lo siguiente:

Año 2008 (dentro de cuatro años), la Humanidad encara el desastre. La Guerra Mundial Definitiva ha estallado, pero la estrella del Show del Fin del Mundo no es nuestro viejo amigo Hongo Nuclear, el show se lo robó otra clase de arma aún más poderosa y terrorífica: la llamada Bomba Electromagnética. Esta arma usada en cantidades masivas provocó que los cinco continentes se hundieran en el mar sin remedio. Los pocos sobrevivientes de la hecatombe describen el desastre ocurrido como una ola gigantesca barriendo la tierra, tras una serie de terremotos cataclísmicos. Pocos sobrevivieron.

Hubo quienes quisieron salvarse huyendo al Espacio Exterior, pero la misma naturaleza de las armas electromagnéticas impidió la huída, siendo regresadas a la Tierra en malas condiciones, una de esas naves logró aterrizar en una pequeña isla, que de hecho era de los pocos vestigios de tierra firme que quedaron…

Veinte años después, en esa misma isla, nuestro héroe llamado Conan caza a un gran tiburón de nariz blanca sin más ayuda que un arpón, llevaba a cuestas su presa el tal chamaco, cuando encontró una parvada de gaviotas cubriendo el cuerpo de una niña, la niña estaba viva, así que Conan fue a buscar rápido a su abuelo para que la ayudaran.

La niña resulto ser Lana, nieta del Dr. Rao, había sido secuestrada por gente de Industria de su isla natal, conocida como Isla Paraíso.

Ahora viene la explicación: Isla Paraíso fue uno de los lugares donde los sobrevivientes lograron desembarcar y crearon una nueva sociedad basada en el autoconsumo. Por el otro lado Industria es el resultado de un proyecto de alguno de los gobiernos de las naciones que propiciaron el hundimiento de los cinco continentes. Industria cuenta con todos los adelantos que la Ciencia había tenido hasta antes de la Guerra. Podrá verse que el enfrentamiento entre ambas visiones de vida sería inevitable… Pero existe una razón más poderosa para que el enfrentamiento ocurra.

Industria trata de devolver a la Humanidad el esplendor tecnológico que hubo antes de la catástrofe, pero tienen el problema de la energía; Cuentan con un reactor nuclear, pero éste se queda sin combustible para la fusión retrasada. Necesitan de una fuente barata y limpia de energía para que Industria funcione como debe funcionar. Es decir, necesita energía solar. La mayor, y de hecho única eminencia, sobre la faz de la Tierra en energía solar es el Dr. Rao, quien se niega a colaborar por una razón que tiene cargo y apellido: el director Metcalf.

Metcalf es un personaje oscuro de ambiciones aún más oscuras. Desea la energía solar, no por el bien de los ciudadanos de Industria, sino para obtener sus fines. Puesto que Metcalf es quien detenta el poder político absoluto sobre Industria, a pesar de que arriba de él se encuentre un Consejo conformado por científicos; éstos sólo se dedican a las labores administrativas de la isla, mientras que Metcalf tranquilamente tiraniza a los ciudadanos de Industria.

¿Y cuáles son las ambiciones de Metcalf? Industria se alcanzó a quedar con algunas de las armas y los transportes con los que las naciones de principios del siglo XXI se hicieron la guerra hasta su mutua destrucción. Si Industria contara con ellas, indudablemente que el poder total del mundo sería de ellos… o más bien de él. El Dr. Rao sabe muy bien esto y por eso se rehúsa a colaborar; no existiendo otro remedio, Metcalf manda a secuestrar a Lana, su nieta, para presionarlo y sacarle su cooperación.

Con lo que no contaba es que existiera alguien como Conan. El pobre escuincle nunca en su vida había visto antes una niña antes de Lana, vivía plácidamente en su isla, conocida como Isla Perdida. Su única compañía era su abuelo… pero a diferencia de Goku, Conan no solamente es fuerte, sino que muy astuto. Cuando llegó Lana, Conan quedó prendado de ella, y es correspondido (ojo, debemos aclarar que tanto Conan como Lana no han entrado a la pubertad, así que los señores censores pueden estar tranquilos respecto a esta serie); Conan hará lo que sea con tal de protegerla. Incluso meterse en la boca del lobo, incluso cruzar un mar tormentoso, incluso cruzar el desierto con ella a cuestas, trabajar de galeote en un barco, lanzarse de lo más alto de una torre y aterrizar con los dos pies bien plantados; todo eso, y más, haría Conan por Lana. Ya lo dijo Taz: “Ése sí es amor, no el de las canciones rancheras”.

Ya que hablamos de amor, los personajes secundarios son adorables, comenzando por Mosrey; ella es una oficial del ejército de Industria y piloto de El Halcón, una de las últimas naves voladoras del mundo. Mujer extremadamente ruda y fuerte, trata de reclutar por todos los medios posibles a Conan para que sea su asisntente / chalan / machetero / whatever. Pero el mentado se rehúsa a formar parte del ejército de un lugar tan horrendo como Industria, y no ceja en su empeño por cuidar y rescatar de los malos elementos de este mundo, bucólico y a la vez posapocalíptico, a Lana. Mosrey tiene algunos detalles que la hacen sumamente humana, como usar vestidos largos con holanes y estampados floreados en colores pastel (sombrerito cuco ad hoc incluido) durante sus días libres y desplazarse en bicicleta. Lo mismo podemos decir del Capitán Dice, mandamás del Barracuda. Es el genuino lobo de mar, pero desafortunadamente es muy convenenciero, de personalidad acomodaticia, sacatón como él solo y pedófilo en potencia, juzgando la fijación que tiene por Lana. Su tripulación no confía del todo en él, mas no les queda de otra. El capitán y su tripulación son los personajes que más evolucionan, pues Dice deja su calculada cobardía cuando Lana se encuentra en peligro o ella está cerca de él, hasta que finalmente deja por completo de comportarse de manera tan deshonrosa sin que haya necesidad de que Lana lo acicatee; así mismo, la tripulación del Barracuda comienza a cohesionarse (nótese la palabra dominguera) alrededor de su capitán. Ya no es sólo el interés lo que los une. Luego tenemos a Jimsy; Conan lo conoce en una isla dedicada a la recolección de chatarra. Ambos hicieron su recorrido en el Barracuda trabajando de galeotes, en un principio Jimsy se mostraba algo descortez con Conan, pero cierto incidente, relacionados con 41 nalgadas, hizo que Jimsy rectificara su actitud hacia él. Jimsy es regordete, le gustan las ranas y comer. No es tan fuerte como Conan, pero es capaz de realizar proezas físicas que muchos de nosotros no podríamos realizar.

La serie en sí posee todos los tópicos de un trabajo de Ghibli: Aviones, aventura, preocupación por el ambiente, horror ante la tecnología que la estupidez humana puede llegar a crear, desprecio por las grandes organizaciones y su jerga corporativa, cerdos, niñas con chapitas que hablan con aves, enormes y cálidos núcleos familiares, héroes, antihéroes y villanos; humor socarrón e infantil. O sea, esta serie animada rezume humanidad por todos los poros.

Es una verdadera desgracia que sólo se pueda ver por un canal semilocal de la Ciudad de México, como es La TV Mexiquense, que nomás se puede ver en el DF, partes del Estado de México y uno que otro sistema de cable del país. Quiera Dios que algún día la revolución nos haga justicia, y veamos cómo Conan se descabecha al Nariz Blanca en el 5, en el 7, o ya muy fregada la cosa en algún canal de DirecTV

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